El arte contemporáneo africano ha seducido a los coleccionistas y a las galerías de los países ricos. Ahora intenta hacerse un hueco en el continente de origen.
La apertura esta semana en Ciudad del Cabo del museo de arte contemporáneo africano más grande del mundo supone un punto de inflexión en el continente.
Todo lo que "promueve la excelencia del arte contemporáneo africano es una excelente idea cuyos efectos nos beneficiarán a todos", afirma Danda Jaroljmek, directora del Circle Art Gallery de Nairobi y organizadora de subastas.
En 6.000 metros cuadrados de un antiguo silo reformado con un presupuesto de 31 millones de euros, el Museo de Arte Contemporáneo Africano (MoCAA) ofrece a los visitantes cientos de obras, muchas de ellas de la colección privada del alemán Jochen Zeitz, el expresidente de la compañía de equipamiento deportivo Puma.
Hace tiempo que los escultores, fotógrafos o pintores africanos buscaban un lugar en el continente para exponer sus creaciones y el MoCAA les ofrece un escaparate.
Hasta ahora, su producción quedaba en manos de subastadores o de mecenas de Europa, Asia o Estados Unidos.
La casa se subastas británica Sotheby's vendió en mayo en Londres su primer lote de obras de arte moderno y contemporáneo africano. Y la última gran exposición de este tipo se llevó a cabo en la fundación Vuitton de París.
En ambos casos fue un éxito que ilustra la vitalidad de un sector que reposa en el interés creciente de aficionados e instituciones occidentales y el crecimiento de las economías africanas, que ha sostenido el desarrollo de los mercados locales del arte.
"Las grandes instituciones museísticas como el Centro Pompidou de París, la Tate Modern de Londres o el MoMA de Nueva York se han dado cuenta de que tenían muy pocos o ningún departamento de arte moderno y contemporáneo de África", explica Clément Lecomte, de la galería Cécile Fakhoury de Abiyán.
"Para estos museos con vocación universal, esta laguna debe paliarse y naturalmente acuden a las galerías del continente", explica.
Además de su galería, otras muchas de la capital económica marfileña se han beneficiado del movimiento.
El museo de civilizaciones de Abiyán, reabierto este año después de un largo cierre provocado por la crisis y los saqueos, cuenta con una sala dedicada al arte contemporáneo, que expone sobre todo esculturas de Jems Koko Bi.
Dakar acogerá el año que viene la decimotercera edición de la bienal africana de arte contemporáneo (Dak'Art) creada por el Estado de Senegal.
- Motor nigeriano -
"Se nota una renovación de los artistas. Constatamos una circulación (de las obras) a nivel internacional, en Europa y en Estados Unidos", se congratula una de las organizadoras del evento, que pide permanecer en el anonimato.
"Ahora hace falta sobre todo desarrollar la circulación en el seno del espacio comunitario (de África del Oeste) y en África", añade.
En la parte oriental del continente, Danda Jaroljmek constata el mismo movimiento. La actividad de su galería y el producto de sus ventas en las subastas son modestos, pero progresan. "Las cosas han cambiado radicalmente en los últimos cinco años en Kenia y en África del Este", asegura la galerista.
Marie-Cécile Zinsou, fundadora en Benín de la Fundación y el museo de arte contemporáneo que llevan su nombre, considera que Nigeria, junto con Sudáfrica, es un motor continental en este ámbito.
"Está claro que está pasando algo en Nigeria, en particular con la multiplicación de las ventas en las subastas en Lagos. Y va a estallar", pronostica la empresaria francobeninesa.
"El país responde a dos factores que, según yo, son esenciales para el desarrollo del arte: la democracia y el dinamismo económico", enumera. "Se invierte en arte si uno está convencido de que mañana será mejor, si no, no tiene sentido alguno", destaca.
AFP / LR
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