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Pedro J. Torres: La obesidad “metabólicamente saludable” no existe

Que la obesidad es una condición que atenta seriamente contra la buena salud del organismo es un hecho incontrovertible desde todo punto de vista, sin embargo, en la actualidad hay aún quienes sostienen la teoría de que es posible ser una persona obesa y al mismo tiempo gozar de buena salud. Esto no es cierto. Una persona obesa siempre está en mayor riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular que una persona con peso normal. Esta información es compartida y comentada por la Fundación Torres-Picón.

No puede bajarse la guardia en prevención de la obesidad, señala Pedro J. Torres

La desacertada teoría de los obesos saludables surgió a raíz de algunos estudios realizados durante la última década del pasado siglo que pretendieron demostrar que algunas personas podrían estar metabólicamente sanas, es decir, no tener diabetes, hipercolesterolemia o hipertensión, a pesar de tener exceso de peso. No obstante, investigaciones más recientes han ido sistemáticamente desechando esta creencia.

La más reciente demostración de este hecho es una investigación llevada a cabo por un grupo de científicos de la Universidad de Birmingham, Reino Unido, quienes acaban de completar un estudio, el más amplio realizado hasta ahora, en el cual se relacionan el peso y la condición metabólica con el riesgo a sufrir patologías cardiovasculares. Los resultados de este estudio, publicado por The Journal of the American College of Cardiology, demuestran que individuos obesos pero que no sufren trastornos metabólicos presentan un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, comparados con individuos que tampoco padecen trastornos del metabolismo y que además tienen un peso normal.

Para este estudio se utilizaron los registros de salud de 3,5 millones de adultos británicos que no presentaban enfermedades cardiovasculares, se analizaron sus historiales médicos y se les realizó un seguimiento durante cinco años y cuatro meses a fin de determinar si durante ese periodo habían presentado alguno o varios de cuatro tipos de patologías cardiovasculares: enfermedad coronaria; enfermedades cerebrovasculares, especialmente accidentes cerebrovasculares; insuficiencia cardiaca, o enfermedad vascular periférica.

Partiendo del Índice de Masa Corporal (IMC), los individuos fueron clasificados en cuatro “fenotipos de tamaño corporal”: Bajo peso, IMC inferior a 18,5; peso normal, entre 18 y 25; sobrepeso, entre 25 y 30; y obeso, más de 30.
Igualmente se tomaron en cuenta tres tipos de anomalías metabólicas: diabetes, hipertensión e hiperlipidemia (colesterol elevado); quienes no presentaron ninguna de estas anomalías se clasificaron como personas metabólicamente sanas.

Rishi Caleyachetty, miembro del equipo investigador, señaló: “En nuestro estudio hemos tenido un poder estadístico sin precedentes para examinar los distintos fenotipos de IMC y su relación con el número de anomalías metabólicas y con una serie de eventos cardiovasculares”.

Siguiendo la tendencia mostrada por estudios similares, los resultados obtenidos demostraron que los individuos obesos y metabólicamente sanos presentaban un riesgo un 49% mayor de sufrir una enfermedad coronaria, un 7% más de enfermedad cerebrovascular, y un 96% más de insuficiencia cardíaca, comparados con otros individuos de peso normal y metabólicamente sanos.

Asimismo, los individuos con peso normal que sufrían una o más patologías metabólicas presentaban también un riesgo más elevado a padecer una enfermedad coronaria, enfermedad cardiovascular, una insuficiencia cardiaca o una enfermedad vascular periférica, comparados con quienes tenían un peso normal y no presentaban ninguna anomalía metabólica.

Estos resultados aumentan los recelos ante el concepto de “obesidad saludable”, la cual no debe ser considerada como una condición inofensiva, y apuntan a una respuesta afirmativa a la pregunta de si la misma va asociada a un riesgo de enfermedad cardiovascular más elevado; en tal sentido, Neil Thomas, líder del estudio, afirmó: “el hallazgo tiene importantes implicaciones clínicas. En muchos países se recomienda a los médicos de atención primaria que valoren el sobrepeso y la obesidad como el principal criterio para la detección de adultos con factores de riesgo cardiovascular. Nuestra investigación sugiere que ello obviaría la identificación de anomalías metabólicas, como la diabetes, la presión arterial alta y el colesterol alto, en muchos pacientes de peso normal”.

Por su parte, Krish Nirantharakumar, también investigador de la Universidad de Birmingham, apunta: “Todos los pacientes obesos, independientemente de su estado metabólico, deben ser alentados a reducir su peso. Además, la detección precoz y el manejo de individuos de peso normal con problemas metabólicos será beneficioso para la prevención de futuros eventos cardiovasculares”.

Para Pedro J. Torres, vocero y presidente de la Fundación Torres-Picón, quien trabaja activamente en prevención de la obesidad infantil, “esta información puede servir de ayuda en la elaboración de estrategias efectivas”. Cabe recordar que detener la epidemia global de sobrepeso y obesidad alertada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) supone considerar nuevos enfoques y visiones que permitan el diseño de acciones y programas integrales que alcancen mayor efectividad.

Torres estima conveniente que en las escuelas y liceos, en todos los lugares del mundo, se brinde información oportuna y veraz que controle y regule el consumo de bebidas o alimentos poco saludables.

GF/EDC

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