El avance de la obesidad es un fenómeno que afecta a toda la población alrededor del planeta, sin embargo, diversos registros revelan que una de las regiones o subcontinentes más fuertemente afectados por este flagelo es Latinoamérica, donde se calcula que las cifras de decesos causados por la obesidad y el sobrepeso, así como por sus patologías derivadas, superan incluso –según algunas fuentes o declarantes– el número de muertes causadas por la inseguridad, el crimen organizado y el tráfico de drogas. Esta información se comparte y comenta desde la Fundación Torres-Picón, con fines preventivos.
El crecimiento de la obesidad como problema de salud pública se evidencia en datos suministrados por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), según los cuales el año pasado sufrían de obesidad o sobrepeso alrededor de 360 millones de personas en países de Latinoamérica y el Caribe, lo que equivale a un 58% del total de habitantes de la región.
Las cifras más alarmantes se registraron en Bahamas, donde un 69% de la población es obesa, seguida por México, cuya población adulta presenta obesidad en un 64%, y muy cerca está Chile, con 63% de población obesa.
Para destacar la gravedad de la situación mediante una comparación, Julio Berdegué, subdirector de la FAO, dijo que “en América Latina y el Caribe, la mala alimentación mata más que el narcotráfico, el crimen organizado o la violencia”.
La obesidad es causada por una combinación de factores, de los cuales uno de los más determinantes es el elevado consumo de alimentos no saludables, especialmente alimentos industrialmente procesados, con alto contenido de grasas, azúcares y sal, pero pobres en vitaminas, minerales, proteínas, fibra y otros nutrientes esenciales. Otro factor es la escasa o nula actividad física, dado el creciente número de actividades sedentarias, relacionadas principalmente con dispositivos tecnológicos, que se realizan en la actualidad tanto en el trabajo como en la escuela, en los ratos de ocio, etcétera.
Según indica el informe emitido por la FAO: “Evidencia reciente muestra que el consumo de productos ultraprocesados son cinco veces más altos en países de bajos y medianos ingresos en comparación con el de países desarrollados”.
Efectivamente, entre los años 2000 y 2013 la comercialización de alimentos ultraprocesados registró un incremento de un 43.7% en el mundo, pero en América Latina solamente el incremento registrado en ese mismo periodo supera notablemente esta cifra, alcanzando un 48%, lo cual equivale al 16% de los alimentos adquiridos en la región.
El sobrepeso y la obesidad son en gran medida responsables del desarrollo de diversas patologías de considerable seriedad, incluso potencialmente mortales, como la diabetes, los trastornos músculo esqueléticos, las enfermedades cardiovasculares, así como algunos tipos de cáncer como el de mama, ovario, próstata, hígado, vesícula biliar, riñón y colon.
En lo que se refiere a la obesidad infantil, el informe de la FAO señala que ésta “se asocia con una mayor probabilidad de obesidad, muerte prematura y discapacidad en la edad adulta. Pero además de mayores riesgos futuros, los niños obesos experimentan dificultades respiratorias, un mayor riesgo de fracturas, hipertensión, marcadores tempranos de enfermedad cardiovascular, resistencia a la insulina y efectos psicológicos”.
Pedro J. Torres, portavoz y presidente de la Fundación Torres-Picón, pone acento en mostrar la responsabilidad social que todos tenemos, en todas partes, en todos los lugares, con este grave problema de salud pública que es la obesidad. “Algo hay que hacer, hay que hacer más, puede que no estemos haciendo lo suficiente o no estemos haciendo lo correcto. Por eso es preciso estar atentos a la investigación científica y a la opinión de los expertos”, expresó al momento de compartir esta información y datos.
GF/EDC
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