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Norma Orta: Un carácter suave difícil de manipular

Norma Orta en 1981 era la periodista estrella del diario El Pueblo de Guayana, cuando estaba en el lateral de la plaza Bolívar de San Félix. Yo era pasante, la primera que tuvo ese diario y Celestino Adames Pérez era el director mientras Cristóbal Pierluissi y Toto Rodríguez completaban la plantilla de los periodistas de allí.

A ella le correspondía hacer entrevistas y notas sobre la ciudad mientras Pierluissi y Toto se ocupaban de todo lo demás.

Norma entonces me asignaba las pautas y puedo decir que ella siempre procuró que mi trabajo quedara bien.

Nunca vi a Norma molesta. Jamás. Ni siquiera cuando practicaba kárate y se fracturaba algún hueso, cosa que era frecuente por cierto, parece que era contundente practicando esa disciplina.

Su vida privada siempre la mantuvo así. Si acaso alguna vez hablaba de su esposo pero sólo para decir, “me viene a buscar”, “se le accidentó el carro.”

Tenía claro que los periodistas no somos artistas.

¿Maltratar a alguien, a algún declarante aunque fuese de esos que hacen ir a los diarios una vida? Jamás, más bien todo le causaba gracia.

Tenía un tono de voz suave pero era difícil de manipular, cosa que permanentemente están tratando de hacer ahora los “y que líderes de opinión” que no saben ni hablar.

Siempre estaba repitiendo: “Hay que arreglarle la declaración al que viene a decir algo al diario, no puedes escribir haiga o habemos así el tipo lo diga,  recuerda la labor de un periodista es informar, educar, entretener y formar,” decía.

Un día decidió no trabajar más en periódico. Primero se marchó a la radio y después a la televisión y allí hizo su nicho.

Demostró ser una periodista que manejaba los tres géneros, cosa no muy común, por cierto, aunque la gente crea que es fácil.

En sus entrevistas de televisión se reía de las posiciones que la gente exponía, sobre todo cuando eran “loqueras” como decía y lo hacía en la cara del entrevistado pero sin aspaviento, suavemente.

Preguntaba cosas difíciles sin ahondar en detalles porque tenía claro que la Libertad de Expresión, no existe, lo que existe es la libertad de presión.

Trataba siempre que la gente se diera cuenta de las cosas sin hacer de eso una cruzada de vida.

Era una mujer muy sensible que escondía esa sensibilidad tras la risa suave. Sus hijas y sus nietos la echarán mucho en falta por la forma tan agradable de decir las cosas, así fueran malas. Y sus seguidores en el canal de televisión también. Carmen Carrillo

 




De Ciudad Guayana

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