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Pedro J. Torres: Impulsan consumo de alimentos saludables con técnicas de promoción de comida rápida

Por años se ha planteado la incógnita de cómo promover entre los niños y los jóvenes el consumo de alimentos saludables, de frutas y verduras en lugar de comida chatarra y postres inconvenientes para el bienestar, de agua en lugar de refrescos azucarados; ahora un grupo de científicos vascos en España ha encontrado la solución a este problema, y la respuesta no podía ser más sencilla: utilizar los mismos trucos promocionales que emplean las grandes cadenas de comida rápida. Esta nota informativa es compartida y comentada por la Fundación Torres-Picón, enfocada en la prevención divulgativa de la obesidad infantil.

No puede bajarse la guardia en prevención de la obesidad, señala Pedro J. Torres

Efectivamente, investigadores del Observatorio Nutricional de Vitoria-Gasteiz, con el apoyo de la Universidad del País Vasco y el Ayuntamiento de la capital de la provincia de Álava han puesto en práctica estos trucos publicitarios y con ellos han logrado visibles mejoras en la dieta de los niños de varias instituciones educativas a través de un programa que no se limita a dar recomendaciones sobre la alimentación saludable y el ejercicio físico, sino que juega con la psicología de los niños, contando con la aprobación y el compromiso de los padres, que también toman parte en el programa. El éxito de esta experiencia ha sido reconocido por el Ministerio de Sanidad español a través de un premio NAOS en la modalidad de “Promoción de la Alimentación Saludable en la Escuela”.

Así lo explica el dietista nutricionista Víctor Manuel Rodríguez Rivera, investigador del grupo Nutrición y Obesidad, principal responsable del estudio: “La mayoría de los programas contra la obesidad infantil se quedan en meras charlas, pero no se sabe de sus efectos porque no están validados científicamente. No están bien diseñados. Nosotros decidimos hacerlo utilizando una metodología científica sólida que nos permitiera evaluar el trabajo y validarlo. Este es el resultado”.

Este programa se basa en una investigación que, tras diez años de trabajo, llegó a la conclusión de que, como expresa Rodríguez Rivera, “nadie mejor que la industria de la comida rápida (‘fastfood’) para cambiar los hábitos de la población. Ellos lo consiguen como nadie. Hagamos lo mismo”.

Durante el estudio de las técnicas aplicadas a la promoción de productos, el equipo de investigadores tomó en cuenta las teorías del comportamiento formuladas por el experto en sicología social polaco Icek Azjen, según las cuales cuando se desea que alguien haga algo, como ingerir frutas y verduras en lugar de dulces, deberán cumplirse tres condiciones, la primera de las cuales es lograr que el sujeto tenga una actitud positiva hacia dichos alimentos.

En principio, para los niños es irrelevante el hablarles de enfermedades cardiovasculares, cáncer o hipercolesterolemia, ya que esos temas están fuera de su experiencia personal; con ellos es preferible tratar problemas que les son más cercanos. “Les hablamos de la fibra y el estreñimiento, que para ellos sí son problemas reales; y de la energía que les da el potasio, que les ayuda a tener un corazón sano y obtener mejores resultados deportivos”, explica Rodríguez Rivera. Esta actitud positiva incluye el aspecto sensorial, es decir el aprendizaje de los sabores. “La mayoría de los alimentos que comenzamos a tomar después del destete no nos gustan. Ponemos caras raras cuando nos los dan” señala.

La segunda condición está relacionada con la influencia que ejerce el entorno social: lo que opinan las demás personas es importante y puede causar cambios de actitud, en especial durante la infancia: “Si la gente con la que nos movemos cree que deben comerse más frutas y hortalizas, tendemos a hacerlo. Hemos utilizado una herramienta que llamamos ‘frutómetro’ para contabilizar quien tomaba más y quién menos; y lo hemos visto: la competitividad favorece el consumo de comida sana”.

La tercera condición es la propia capacidad para decidir en forma autónoma; al darles a los niños la oportunidad de tomar un refrigerio entre comidas, siempre y cuando fuera alguna fruta, se estimulaba dicha autonomía y, al mismo tiempo, se logró incrementar el consumo promedio de dos a dos piezas y media de frutas y verduras al día. Esto definitivamente es un avance, aunque parezca poco, y es el resultado más exitoso que ha logrado cualquier programa de este tipo en el mundo, una experiencia que promete mayores logros en el futuro. Un ejemplo digno de ser emulado.

Para el presidente de la Fundación Torres-Picón, Pedro J. Torres, dedicada a labores preventivas de la obesidad entre niños y niñas, es oportuno conocer y tomar en cuenta esta y otras informaciones similares, así como tener muy en claro que se trata de un problema multifactorial. Debe asumirse en el hogar y también en las escuelas. Es responsabilidad tanto de los padres y representantes, como de los maestros y profesores; de las autoridades, los industriales y la sociedad. No solamente de los canales o medios que transportan información, o quienes diseñan publicidad.
Muchos medios de comunicación, incluidas plantas de televisión, los propios medios digitales y las agencias informativas, vienen prestando su responsable y valioso apoyo alrededor del mundo a la tarea de prevenir la obesidad y sus secuelas, expresó Pedro J. Torres.

GF/EDC

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