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Numa Molina: “El Papa no debe creer lo que le dice la oposición y la CEV”

Foto: Archivo / AVN

(Caracas, 17 de enero. Noticias24).- El padre y periodista, Numa Molina, ofreció su opinión el diálogo que mantienen el gobierno y la oposición así como de la gira que realiza el papa francisco, destacando que “el Papa no debe creer lo que le dicen la oposición y la Conferencia Episcopal Venezolana“.

Video: Youtube

En un entrevista para el medio digital La Iguana TV Molina conversó acerca del resultado de las elecciones regionales, de la guerra económica, de la Asamblea Nacional Constituyente, del papa Francisco y del legado del comandante Hugo Chávez. A continuación, una versión del diálogo que sostuvo con el periodista Clodovaldo Hernández:

-El juicio que usted hizo acerca del resultado de las elecciones de gobernadores fue bastante duro. Cuéntenos un poco acerca de eso.

-Hice un análisis poselectoral del 15 de octubre y destaqué que el pueblo nos sigue amando, nos seguimos amando y seguimos amando este proceso de cambios revolucionarios. Me dejó admirado cómo este pueblo ha crecido en conciencia, en conocimiento político, y cómo, a fuerza de democracia, ha ganado la paz. Primero con la Constituyente y luego con las elecciones de gobernadores. Por otra parte quedaba el disgusto de encontrarse con gobernaciones clave para esta lucha y que pasaron a manos de la oposición porque el pueblo fue acosado y obligado al voto castigo. Para mí, el voto castigo se puede dar con la abstención, la indiferencia ante el hecho político, el voto nulo o el voto en contra. Lo más triste es encontrarse luego con esa gente arrepentida, como ocurrió luego de las elecciones de la Asamblea Nacional (en diciembre de 2015). Vemos gente que sigue siendo afecta a este proceso, pero que se indignó con un gobernante y votó en contra. En ese análisis terminé diciendo que ante las malas gestiones no valen campañas electorales excelentes, brillantes. No se puede resolver a última hora el daño causado por una mala gestión, con una campaña rimbombante, tipo centro comercial del capitalismo del siglo XXI. Por más brillante que sea la campaña y por muy bueno que sea el candidato, si ha habido una mala gestión precedente es muy difícil triunfar porque la gente ha quedado afectada.

-Su crítica fue muy concreta respecto a su estado, Mérida. Le atribuyó la responsabilidad a la mala gestión del gobernador Alexis Ramírez…

-Sí, sí, sí. Hubo una mala gestión y yo la percibí, la viví, no me lo contaron, lo experimenté. Aprecié la orfandad del pueblo que se sentía sin gobernante, sin nadie que lo protegiera. Esto fue notorio durante la etapa más dura de la violencia, después de abril, cuando mataron a varios militantes revolucionarios. A mí me correspondió ir, integrando una comisión, para hablarle al pueblo y generar un clima de paz, porque se corría el riesgo de una violencia aún más grave. La gente estaba al borde de un enfrentamiento mucho más terrible. Allí percibí la ausencia del gobernador. También por las informaciones de mi familia, de mis amigos, de mis conocidos. Eso me permitió llegar a la conclusión de que hubo un olvido del pueblo. Ocurrió lo mismo en otros estados y también los mencioné. Eso no tiene por qué disgustarnos. Es la autocrítica que debe existir y ayudarnos. Alguien tiene que decirte cuando andas mal. Qué bueno es cuando un amigo o compañero de lucha te dice “mira, eso que estás haciendo está muy mal”. Es el único modo de rectificar. Tenemos que ser humildes. En la autocrítica se necesita humildad para reconocer lo que se ha hecho mal y la necesidad de cambiar.

-La gente centró sus esperanzas en la ANC, que nos trajo la paz casi inmediatamente. Pero, ya empieza a notarse la impaciencia de algunos sectores por la falta de resultados. Usted, que bendijo a la ANC a nombre de la religión católica, ¿qué mensaje les enviaría?

-…Bendición que me trajo, además, algunas críticas sumamente terribles. Fue gente que se indignó porque yo habían bendecido a la ANC, y yo les preguntaba “ah, y ¿por qué algunos bendijeron la guarimba, a los que iban a hacer violencia, y eso no se critica?”. Bendije la ANC porque era la esperanza de la paz y sigue siéndolo. Algunas veces, cuando vivimos estos procesos, nos aceleramos demasiado y creemos que los cambios deben darse de hoy para mañana. Creo que la ANC más bien ha hecho muchísimo porque su función es legislar, y otros organismos tienen que ejecutar las sanciones que contemplan las leyes que la Asamblea está produciendo. La ANC puede producir leyes para que sean sancionadas y hasta expropiadas las empresas transnacionales que desvían la producción hacia el mercado informal. Pero no puede ir, como policía, a cerrarle las puertas. Allí también está la Comisión de la Verdad, desarrollando un papel muy importante. Le digo a la gente que entendamos que estamos viviendo un proceso, y que si lo miramos desde que comenzó, en los primeros de agosto, ha logrado muchas cosas gracias a su poder plenipotenciario. Imaginemos si esas decisiones se hubiesen dejado en manos de la Asamblea Nacional (Parlamento), que además continúa en desacato. Nosotros los hemos visto siempre a favor de la violencia y de la guerra, y por eso sabemos que no van a legislar nunca a favor de la paz.

Mensaje a Francisco

-Usted ha tenido una relación muy cercana y especial con el papa Francisco. En los últimos tiempos él ha dado algunas declaraciones en las que parece sumarse a la tesis de la emergencia humanitaria. ¿Si tuviera una audiencia con él hoy, qué le diría?

-Le diría que no crea en las informaciones que le llegan de Venezuela por los voceros de la oposición y por la Conferencia Episcopal Venezolana. Lamentablemente, han desviado su misión. Hay que hacer honor a la verdad, y tener claro lo que le ha pasado a los países que han sido declarados en crisis humanitaria. El peligro que representa la “ayuda humanitaria” con los marines, que se sabe qué día entran a un país, pero no se sabe qué día van a irse. Eso lo han vivido ya muchos países. Le diría al Papa que nos siga ayudando y apoyando en el diálogo. Él es un maestro del diálogo y de la cultura del encuentro. No dudo que el papa Francisco ha sido presionado tremendamente, desde la Iglesia institucional y desde la política. Eso es evidente. Por ejemplo, aquel pronunciamiento del secretario de Estado del Vaticano (Pietro Parolin), del que se cumplió un año en diciembre. Estoy segurísimo que aquella no era la propuesta ni la visión del Papa. Ahora, a principios de enero, Francisco se pronunció hacia la crisis humanitaria. Le diría: “Santo Padre, necesitamos que nos ayude a dialogar, a resolver las cosas entre nosotros. No necesitamos que vengan barcos de Estados Unidos, disfrazados de ayuda humanitaria y de solidaridad.

-Usted, a lo largo de estos años ha tenido diverso roces y controversias con los directivos de la Conferencia Episcopal. ¿Cómo maneja eso en una estructura que es jerárquica y en la que existe una disciplina?

-Con una gran fe en Jesucristo. No me hice sacerdote por el papa Tal o el obispo Cual. Me hice sacerdote porque me convenció la vida de Jesús. Hoy sigo apostando por el proyecto de Jesús, y desde esa verdad hablo. Si caigo pesado, si no soy muy aceptado, lo lamento. Estoy abierto a las críticas y hasta a las prohibiciones como la que me impusieron en agosto. El mismo obispo que me ordenó sacerdote, Baltazar Porras, veinticinco años después, me prohibió celebrar misa en su diócesis de Mérida. Lo vivo con una gran paz. Todo eso se lo ofrezco a Jesús porque él fue el primero en recibir los ataques de los poderes, tanto religiosos como políticos de su tiempo. Ser cristiano es eso, vivir abierto a la vida, arriesgando siempre, optando por lo que optó Jesús. Si uno va en ese camino, no hay que temer.

-En marzo se cumplen cinco años de la desaparición física del comandante Chávez. Usted que está en contacto directo con la gente, ¿cómo evalúa la presencia de su legado en el seno del pueblo?

-Te podría decir que la Revolución Bolivariana del siglo XXI sigue en pie gracias a la memoria del comandante Chávez. Ahí tenemos un ejemplo de cómo los hombres y las mujeres que se entregan en alma, vida y corazón al pueblo, que salen de sí mismos y viven para los demás, después que mueren se eternizan en el pueblo. En eso consiste la resurrección, en vivir para los demás. Lo dice san Pablo, que de las de las tres virtudes teologales, la del amor trasciende, se necesita para la eternidad. No puedo imaginar el cielo con un montón de gente comiéndose vivos y haciéndose daño. Si existe el cielo, y yo creo en su existencia, es un espacio, una condición de amor. Chávez vivió así, y por eso cada día que pase él será como el vino: se seguirá añejando y tendrá un mejor sabor su palabra orientadora. Eso se aprecia hoy, cuando vemos un video o leemos alguna de sus alocuciones, nos encontramos como con una novedad, y decimos “oye, pero es que esto está pasando hoy”. Y es que Chávez fue un visionario que supo mirar muy lejos lo que nos iba a pasar.

Con información de La IguanaTV



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