Así que si quieres que el entrenamiento tenga efecto, el ayuno es la forma más eficaz de conseguirlo. Consiste en no tomar alimentos sólidos y beber solamente agua, infusiones, caldos de verduras y zumo de frutas, con una ingesta calórica que se sitúa alrededor de las 300 kilocalorías.
El consenso es que se necesita una buena alimentación para impulsar el entrenamiento, pero no es del todo cierto. Recientemente, los consejos que sugerían llenarse de carbohidratos antes de realizar una actividad física han sido cuestionados. Sí, el consumo de estos nutrientes antes del ejercicio puede aumentar el rendimiento en ciertos campos como las maratones y los deportes que utilizan movimientos de energía pero también impiden que el cuerpo utilice las grasas corporales almacenadas para obtener energía.
Así que si quieres que el entrenamiento tenga efecto, el ayuno es la forma más eficaz de conseguirlo. Consiste en no tomar alimentos sólidos y beber solamente agua, infusiones, caldos de verduras y zumo de frutas, con una ingesta calórica que se sitúa alrededor de las 300 kilocalorías. Un ayuno realizado de forma controlada y bajo la supervisión de un experto ofrece beneficios para la salud. Así lo demuestran paíse como Alemania o Suiza donde los ayunos se prescriben como tratamiento terapéutico para ciertas enfermedades.
En el transcurso del día ya haces varios periodos de ayuno. El estado en el que te encuentras alimentado suele durar de cuatro a seis horas después de la última comida durante el cual tu cuerpo libera insulina para reducir el azúcar en sangre y las proteínas y grasas son absorbidas por el sistema digestivo y la glucosa se transporta a los músculos para que la energía pueda ser usada.
Seis horas después de comer entras en un estado de ayuno. El glucagón (una hormona que actúa e nuestro organismo) se libera para mantener el nivel de azúcar en unos niveles normales. Tu cuerpo comienza a romper el tejido adiposo en ácidos grasos libres, que luego pueden convertirse en una nueva forma de energía conocida como cetónicos, es decir, la grasa se transforma en energía. Tan pronto como empieces a ingerir alimentos de nuevo, el proceso se detiene. La insulina ahora inhibe la descomposición de los ácidos grasos, lo que lleva a tu cuerpo a quemar los azúcares que ha obtenido y la etapa de la quema de grasa termina.
Si piensas en ello, todo esto tiene un sentido evolutivo perfecto. Cuando la comida no era tan fácil de conseguir como lo es hoy en día, que el organismo se aferrara a la grasa corporal almecenada fue crucial para la supervivencia. La evolución nos ha hecho fuertes para aguantar mucho entre una y otra ingesta.
Hoy en día cualquier persona tiene un suministro constante de comida pero nuestros cuerpos siguen siendo igual que hace miles de años. Si comemos durante todo el día, nunca aprovecharemos la capacidad natural del cuerpo para quemar la grasa almacenada y obtener energía. Los estudios demuestran que una sesión de ejercicio aeróbico en ayunas, en comparación con haber comido, aumenta la quema de grasa (20-30%) y posteriormente reduce la dependencia de hidratos de carbono como combustible durante el ejercicio.
Cómo implementarlo
Si has estado años trabajando tu cuerpo alimentándote de carbohidratos, va a ser un cambio de hábito importante. La teoría es fácil, pero la práctica es bastante complicada. Por eso deberías comenzar el entrenamiento en ayunas con actividades aeróbicas suaves como caminar, trotar, nadar o ir en bici. Al principio te costará bastante más pero tu cuerpo se acostumbrará y será más eficiente a nivel muscular, ya que se utilizará menos glucógeno y se quemará grasa como combustible en su lugar.
Una vez te hayas acostumbrado te darás cuenta de que no hay marcha atrás. "He pasado los últimos 4 años ayunando cuando tenía que entrenar y tres de ellos han sido para competir en pruebas de velocidad a nivel nacional. Odio la sensación de entrenamiento con comida en el estómago, me hace sentir pesado, hinchado y lento", comenta Max Lowery en 'The Telegraph'.
También es importante tener en cuenta que si vas a hacer una actividad física especialmente extenuante, debes comer algunos carbohidratos antes. De esta forma evitarás que los niveles de azúcar en sangre no bajen demasiado y no tengas mareos ni náuseas.
¿Abandonar los carbohidratos para siempre?
La respuesta es no. Que se recomiende el ayuno para hacer ejercicio no significa que debas dejar de tomarlos. De hecho, los problemas pueden surgir cuando los entrenamientos en ayunas se combinan con dietas bajas en estos nutrientes y el problema vendrá cuando tu cuerpo disminuya su capacidad para utilizarlos. El objetivo debe ser preparar el organismo para utilizarlos cuando sean necesarios. Debes controlarlos estratégicamente.
Fuente: El Confidencial
CC
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