Julio César fue sin dudas el hombre más poderoso de su época: genial estratega militar, emperador de medio mundo y cruel dictador; su paso por el trono romano marcó un antes y un después en la historia de occidente.
Nacido, en el año 100 a. C., de una familia patricia pero de escasa fortuna, Cayo Julio César comenzó su carrera política de la mano de su tío, Cayo Mario. Tras un precipitado éxito en la jerarquía religiosa, sufrió un intento de asesinato y se alejó de la capital hacia los frentes asiáticos, donde se destacó como brillante militar. Tras su vuelta triunfal, comenzó una veloz escalada política que lo convirtió en dictador vitalicio de la otrora república romana.
Pero más allá del descomunal poder acumulado, que incluso lo impulsó a proclamarse hijo directo de los dioses, Julio César seguía siendo un mortal. Diversos oponentes que se enfrentaban a su tiranía urdieron un plan para asesinarlo, que fue concretado en el 44 a. C., cuando murió acuchillado en el Teatro de Pompeyo, donde se reunía el Senado romano.
Fuente: History
AM
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