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Las mujeres embarazadas deben evitar completamente el alcohol

Cada vez hay un mayor número de evidencias que demuestran que fumar durante el embarazo merma, y en gran medida, la salud del futuro bebé. Así que mientras dure el embarazo –y de ser posible, durante toda la vida–, el tabaco ni tocarlo. Pero, ¿qué ocurre con el alcohol? Está claro que su consumo desmesurado también tiene efectos muy nocivos sobre el desarrollo fetal. Pero, ¿qué pasa con el consumo ‘ligero’ u ocasional? O lo que es lo mismo, ¿hay algún nivel de consumo ‘seguro’ durante la gestación? Una pregunta común que plantean las embarazadas a sus ginecólogos y para la que, sorprendentemente, no existe ninguna evidencia concluyente. Y es que como muestra una revisión de estudios llevada a cabo por investigadores de la Universidad de Bristol (Reino Unido), el número de investigaciones realizadas al respecto es muy limitado. Sin embargo, los autores son tajantes: ante la duda, evitar también el alcohol.

Las mujeres embarazadas deben evitar completamente el alcohol

Como explica Luisa Zuccolo, directora de esta investigación publicada en la revista «BMJ Open», «la evidencia sobre los efectos de beber hasta 32 gramos semanales de alcohol es escasa. Sin embargo, y dado que existen algunas evidencias de que incluso el consumo prenatal de pequeñas cantidades de alcohol se asocia con un menor peso del bebé al nacer y con los partos prematuros, debe recomendarse la abstención como principio de precaución».

Consumo cero

El Ministerio de Sanidad de Reino Unido ha publicado recientemente un documento con recomendaciones para el público general sobre el consumo de alcohol. Y según recogen las mismas, las mujeres gestantes o que están intentando quedarse embarazadas deben evitar totalmente el alcohol. No en vano, establece el documento, ‘es mejor prevenir que lamentar’. Pero, ¿es necesaria tanta contundencia?

Para responder a esta pregunta, los autores analizaron los resultados de más de 5.000 estudios con objeto de evaluar la relación entre el consumo ligero u ocasional de alcohol –definido como cuatro unidades de alcohol semanales, siendo una unidad de alcohol equivalente a un vaso de vino tinto o a una caña de cerveza– y posibles complicaciones en el embarazo, muy especialmente aquellas ya constatadas con el abuso del alcohol: partos prematuros, abortos espontáneos, bebés de bajo peso y efectos a largo plazo típicos del síndrome alcohólico fetal –entre otros, retraso en el desarrollo, discapacidad intelectual y trastornos del comportamiento.

El consumo prenatal de pequeñas cantidades de alcohol se asocia con un menor peso del bebé al nacer y con los partos prematuros

La primera conclusión es que el número de estudios en los que se ha comparado el consumo ligero u ocasional frente a la abstención es nimio. Aun así, y tras centrarse en los 26 estudios más ‘relevantes’, los resultados mostraron que, comparadas frente a las abstemias, las gestantes que beben cuatro unidades de alcohol a la semana –o, lo que es lo mismo, un máximo de32 gramos semanales de alcohol– tienen un riesgo un 8% mayor de alumbrar bebés de bajo peso. Es más; también parece que este alcohol moderado se asocia a una mayor probabilidad de parto prematuro, si bien las evidencias no están ‘tan claras’.

Como indica Loubaba Mamluk, co-directora de la investigación, «esta cuestión resulta de gran importancia en materia de salud pública dado que más de un 80% de las gestantes en Reino Unido, Irlanda, Nueva Zelanda y Australia beben alguna cantidad de alcohol durante el embarazo. Sin embargo, la evidencia de cuánto, si es que hay un ‘cuánto’, es seguro beber, o en que fase de la gestación, es notable por su ausencia».

Más vale prevenir

En definitiva, y en espera de evidencias más contundentes, parece claro que tal y como ocurre con el tabaco, el alcohol también está contraindicado durante el embarazo. Y es que como refieren los propios autores, «en ausencia de cualquier evidencia robusta, debe aconsejarse a las mujeres que se mantengan alejadas del alcohol como medida de precaución».

Asimismo, concluye Luisa Zuccolo, «las mujeres que se han tomado una copa de vino o una cerveza durante el embarazo deben estar seguras de que es poco probable que hayan causado un daño considerable a su bebé. Y en caso de estar preocupadas, deben consultarlo con su médico o con su comadrona».

Fuente: abc / MF

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