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A Santiago Maldonado lo “desapareció” el Estado argentino en defensa de latifundio de Benetton

Santiago Maldonado, el joven de 28 años fue desaparecido (y finalmente asesinado) por el Estado argentino en defensa de propiedad del grupo textil y de confección Benetton sobre megalatifundio de 900 mil hectáreas.

En la inmensa extensión que perteneció al pueblo mapuche son criadas y pastoreadas entre 100 mil y 280 mil ovejas (según la fuente que se consulte) para suministrar alrededor de 1  millón 300 mil kilos de lana al grupo textil cada año.

Las tierras fueron compradas irregularmente por  Carlo Benetton, el menor de los hermanos, a partir de 1991 durante el gobierno neoliberal y privatizador de Carlos Menem.

Llama la atención las pocas referencias que sobre este aspecto se ha hecho en cobertura de desaparición de Santiago Maldonado, ocurrida el pasado 1° de agosto durante una intervención de la Gendarmería (policía federal militarizada) para reprimir a un grupo de ciudadanos mapuches que mantienen una comunidad o lof de resistencia en tierras controladas por Benetton.

represion-comunidad-mapuche-en-chubut Es pertinente anotar que los lineamientos de algunos de los gobiernos progresistas latinoamericanos en Argentina, Brasil y Paraguay no incluyeron propuestas de liquidación del latifundio o cuando lo hicieron fueron muy tímidas. Hoy esas experiencias han quedado sepultadas por la retoma del poder político por los sectores de derecha al servicio de los intereses de la burguesía latinoamericana y sus aliados de las grandes corporaciones multinacionales.

En contrapartida Bolivia y Venezuela han encontrado en los procesos de reforma o revolución agraria su mayor fortaleza, pese a la resistencia que la oligarquía agraria.

Un reportaje firmado por Claudia Ferri y publicado en La Izquierda Diario, precisa que la Patagonia es la región más extensa del país y también es la que mayor concentración de tierras tiene en pocas manos. Formada por enormes campos planos y bellos paisajes trasandinos fue repartida sin ningún tipo de control entre excéntricos millonarios extranjeros y corporaciones multinacionales con el aval del Estado y de la Justicia.

El magnate Joe Lewis, dueño y señor de todas las tierras que rodean el Lago Escondido y anfitrión de la visita al sur que hicieron juntos Obama y Macri el año pasado, es uno de ellos. También forman parte de este selecto grupo el creador de la CNN Ted Turner, los Suchard (dueños de Nestlé), el inversionista húngaro George Soros, el actor Sylvester Stallone y, hasta hace pocos años, el hijo de uno de los fundadores de Pepsico, Ward Lay. Pero quien se lleva todos los premios al terrateniente del siglo es Luciano Benetton que entre 1991 y 1997 acumuló 900.000 hectáreas. Lo que equivale casi cuarenta veces a la superficie de la Ciudad de Buenos Aires.

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La nota explica que la feroz cacería de la Gendarmería sobre la comunidad Pu Lof en el departamento de Cushamen en la frontera noroeste de Chubut que terminó con el secuestro y desaparición de Santiago Maldonado hace menos de dos semanas sin ningún tipo de respuesta estatal, se produjo dentro de las tierras que están hoy bajo el dominio de Benetton.

Aunque en su mayoría hayan sido compradas durante los 90, la entrega y el saqueo de las tierras patagónicas y de sus recursos nacionales por parte de empresas extranjeras viene de larga data, al igual que los reclamos y la lucha del pueblo mapuche por recuperarlas.

La presencia del grupo fabricante de prendas de moda es el final de una larga cadena de negocios y expoliación de recursos nacionales que comienza en el último cuarto del siglo XIX.

Por aquellos años se produjo un genocidio a partir de la ocupación militar del territorio más austral del continente con el fin de extender las fronteras del Estado Nacional argentino (y de su mercado de materias primas en el mundo) que estaba en pleno proceso de conformación, detalla la investigación.

Entre los pueblos masacrados estaban los mapuches, asentados en una extensa porción del noroeste de la Patagonia. No eran ni chilenos ni argentinos simplemente porque ambos Estados son construcciones históricas posteriores a la vida y desarrollo de estos pueblos.

Finalizada la campaña en 1885 (luego de la derrota definitiva del cacique Sayhueque), se inició el reparto y explotación de las tierras que hoy forman parte de las provincias de Buenos Aires, el sur de Córdoba, San Luis y Mendoza (las más antiguas) y las creadas a partir de la conquista: Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz.

En ese proceso el Estado argentino regaló (literalmente) gran parte de estas tierras a más de cincuenta compañías inglesas que comenzaban a operar dentro del país para que las colonizaran. Tan sólo en Chubut eran dueños de 2.300.000 hectáreas. Gran parte de ellas fueron administradas por un fondo de inversión común llamado Compañía de tierras del Sud Argentino.

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En Ese ajeno Sur, Ramón Minieri cuenta que la “La Compañía”- como solía ser conocida- “explotó esas tierras durante casi un siglo en condiciones excepcionalmente favorables: pudo producir, importar, exportar y obtener utilidades, sin tener que pagar durante años derechos aduaneros ni otra clase de tasas, o beneficiándose con tipos de cambio preferenciales y aranceles reducidos” (pág 7). Pasaron más de 130 años y ningún gobierno tocó las bases estructurales de este modelo económico de rapiña.

En 1975 la firma “Great Western”, perteneciente a terratenientes de la burguesía argentina, compró el paquete accionario de “La Compañía” hasta 1991 cuando bajo el gobierno de Menem, Luciano Benetton se hace de esas tierras hasta la actualidad. A través del holding internacional del grupo Benetton,  Edizione, el magnate italiano compró por 50 millones de dólares las casi 900.000 hectáreas ubicadas en un 98% en las provincias de Santa Cruz, Chubut, Río Negro, Neuquén y Buenos Aires donde se dedica a la producción de lana principalmente aunque ahora aparece un mercado nuevo para explotar y es el petrolero que se expresa en un yacimiento que también se encuentra en disputa territorial: Vaca Muerta.

Llama la atención un dato “de color” aportado por el historiador Sergio Wischñevsky, quien recordó que gran parte de las “subastas” para adjudicar las tierras las realizó Adolfo Bullrich, dueño de la casa de remates Adolfo Bullrich y Cía., cuyo edificio funcionaba en el lugar donde hoy está el centro comercial Patio Bullrich, refiere un artículo de Fernando Rosso. Los Bullrich actuales, entre ellos Patricia Bullrich, ministra de Seguridad que negaba la responsabilidad del Estado en la desaparición de Maldonado,  son choznos (nieto de tataranieto) de Don Adolfo, sexto grado de consanguinidad en la línea directa descendente, pero con las mismas convicciones e intereses.



De Los Tablazos – La Tabla Aserradero de Datos

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