Si yo te gusto, tú me gustas.El ser humano es capaz de enamorarse de muchas maneras: con el manido -y más que explotado- “flechazo”, con la evolución de la amistad serena hasta el amor, con la pura pulsión sexual, o solo con ver la adoración en los ojos del otro, lo que se conoce como filolatría. Algo así como “me gustas porque te gusto”.
En el instante en que vemos a la otra persona con las pupilas dilatadas, imitando nuestros gestos, lo percibimos más cercano, como no agresivo, e inmediatamente nos sentimos atraídos por él o ella.
El fenómeno conocido como filolatría, puede provenir de las emociones y las neuronas espejo. Estas neuronas son las que hacen que el ser humano sea empático. Son las causantes de las películas de terror sean efectivas, o de que nos identifiquemos con el sufrimiento del protagonista de un thriller. Estas neuronas nos ayudan a captar e interpretar las expresiones faciales en los demás. Lo que más nos atrae de las personas es su expresión, y por ello hay personas cuyos rasgos entran dentro de lo canónicamente bello, pero no nos emocionan.
Es por eso que ver en el otro una expresión de atracción provoca que inmediatamente nos sintamos atraídos por esa persona, y más si somos nosotros la causa de esa expresión.
Pero la filolatría no es más que un ensimismamiento fugaz, que tal y como viene se va. Y si no hay nada que sujete esa primera atracción, no será más que un espejismo. Cupido, otra vez, que ha apuntado donde no debía…
Fuente: Cosmopolitan / LR
from Informe21.com - Salud y bienestar http://ift.tt/2yXvZeK
via IFTTT
Comentarios: