La Policía de Río de Janeiro se incautó entre enero y agosto de este año de 347 fusiles de guerra, un número en un 75 % superior al de los ocho primeros meses de 2016, informó hoy la secretaría regional de Seguridad Pública del estado más emblemático de Brasil y que enfrenta una grave ola de violencia.
El número de fusiles decomisados hasta agosto no solo supera significativamente los 264 retirados de las calles en el mismo período de 2016 sino que se acerca a los 371 incautados en todo el año pasado.
Los fusiles de guerra son las armas preferidas por las bandas de narcotraficantes que ejercen control en varias de las principales favelas de Río de Janeiro debido a que les permiten atacar a la Policía desde las posiciones que ocupan en la cima de los cerros por los que se esparcen las barriadas pobres.
"De los males generados por el narcotráfico en Río de Janeiro, el mayor es el calibre de la guerra", aseguró el secretario regional de Seguridad Pública, Roberto Sá, al referirse al alto poder letal y de alcance de esas armas.
Los 347 fusiles incautados son pocos en comparación con las 5.857 armas de diferentes calibres que las autoridades de Río de Janeiro se han incautado en lo que va de este año, pero sus proyectiles son responsables por gran parte de las muertes en esta ciudad brasileña.
El secretario afirmó que la lucha contra el uso de fusiles en Río es constante y que la gobernación creó este año una comisaría de la Policía Civil especializada en el combate al tráfico de armas.
Esta comisaría, agregó, se convirtió en "la responsable por las detenciones más importantes de narcotraficantes y por numerosos decomisos de armas y explosivos en los últimos meses".
A petición de las autoridades de Río de Janeiro, el presidente brasileño, Michel Temer, sancionó la semana pasada una ley que incluye la posesión y el porte de armas de fuego de uso restringido de las Fuerzas Armadas, como los fusiles, en la lista de los llamados "crímenes hediondos", que son sancionados con penas mayores que no pueden ser purgadas en libertad condicional.
El gobernante sancionó la ley en una ceremonia en la que anunció recursos para ayudar a Río de Janeiro a enfrentar su crisis económica y los altos índices de criminalidad que enfrenta.
La calificación como "crimen hediondo", entre los que figuran el homicidio calificado, el latrocinio y la violación, permite a los jueces aumentar la severidad de las sanciones contra los responsables por estos delitos y negar beneficios como la libertad bajo fianza o la casa por cárcel.
En agosto pasado la Fiscalía de Río de Janeiro presentó una denuncia penal contra 16 personas acusadas de integrar una organización criminal que introdujo a Brasil al menos 1.043 fusiles para abastecer a los narcotraficantes que actúan en esta ciudad.
La banda fue identificada gracias a una investigación iniciada en mayo pasado, tras el decomiso de un cargamento con 60 fusiles en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro, y que permitió establecer que la misma organización introdujo a Brasil entre 2014 y 2017 otros 74 cargamentos con armas de contrabando.
Río vive una inusitada ola de violencia desde la celebración de los Olímpicos de 2016, con la multiplicación de los homicidios, que obligó al Gobierno de Temer a enviar a unos 10.000 miembros de las Fuerzas Armadas para reforzar la seguridad en la región, con la perspectiva de que permanezcan en la ciudad hasta finales de 2018. EFE
AM
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