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Pedro J. Torres: Dentro de 5 años habrían más niños y adolescentes obesos que desnutridos

Pese a que aún hay quienes le restan importancia a las advertencias que ha venido difundiendo la Organización Mundial de la Salud (OMS) en torno al avance del sobrepeso y la obesidad en el planeta, lo cierto es que esta enfermedad, en efecto, es ya una pandemia global, con todas las graves consecuencias que acarrea; comparte y comenta la Fundación Torres-Picón, enfocada en la divulgación preventiva.

Pedro J. Torres y su fundación promueven también que desde el arte y la cultura se respalde el bienestar humano

Nuevas cifras reveladas por un estudio publicado recientemente en la revista The Lancet así lo confirman; es considerado como el más amplio estudio epidemiológico, ya que contiene información proveniente de más de 2.400 estudios realizados en doscientos países, con datos de estatura y peso de unos 31,5 millones de niños y adolescentes de entre cinco y diecinueve años, y 97,4 millones de adultos de más de veinte años.

Según esta extensa investigación (que ya habíamos mencionado se realizaba), en la década de los años ’70 del pasado siglo el número de niños y adolescentes con problemas de obesidad era de once millones en todo el mundo; cuarenta años después, en 2016, esta cifra creció hasta alcanzar los 124 millones, lo cual significa que en apenas cuatro décadas el número de niños y adolescentes obesos se ha incrementado más de diez veces. De continuar esta tendencia, se estima que para el año 2022 la cantidad de niños y adolescentes obesos superará significativamente a la cantidad de niños y adolescentes desnutridos.

Tal perspectiva nos confronta con una situación verdaderamente alarmante, por cuanto el sobrepeso y la obesidad infantil son la antesala de una larga lista de patologías de considerable seriedad, algunas de ellas potencialmente mortales, tal como advierte la nutricionista dietista Laura Bustacara: “La obesidad es un factor de riesgo de condiciones como dislipidemia, hipertensión arterial, hiperinsulinemia e intolerancia a la glucosa, así como de enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes en la edad adulta”.

El estudio, que contó con la colaboración de la OMS, revela que la región que presenta mayores tasas de obesidad infantil es la Polinesia, donde más del 30% de los niños y jóvenes sufren de exceso de peso. Otros países que presentan altos niveles de obesidad en su población infantil y adolescente son Irak, Kuwait, Egipto y Arabia Saudí, donde las tasas llegan casi al 20%, al igual que Estados Unidos donde, sin embargo, los niveles parecen haberse estabilizado. En otros países desarrollados, como Gran Bretaña, el crecimiento de la obesidad infantil tampoco presenta incremento, gracias a la puesta en práctica de políticas y programas de prevención, como el impuesto a las bebidas azucaradas.

Señala Bustacara que la creciente prevalencia de la obesidad infantil se debe principalmente al aumento en el consumo de comida procesada y con mucho contenido calórico; explica que “el consumo de alimentos procesados, ultra procesados con alta cantidad de azúcares refinados, sal y grasas, son base fundamental o hacen parte del patrón de alimentación en estas poblaciones. La disponibilidad de estos alimentos en la canasta familiar ha desplazado la alimentación preparada en casa, a base de frutas, cereales, verduras, leguminosas haciendo que esta alimentación pase a un segundo plano”.

El otro factor responsable del incremento de la obesidad infantil es la falta de actividad física entre niños y adolescentes. “Solo se recomienda un máximo de dos horas al día de televisión, videojuegos o computadoras. Al contrario, se deben incentivar paseos en familia, salidas al parque, actividades deportivas y físicas apropiada para cada edad”, indica Bustacara.

Según recomiendan los especialistas, los países deben comprometerse a implementar políticas preventivas para frenar y combatir la obesidad infantil, a fin de evitar que los adultos del mañana sufran las consecuencias de una niñez con sobrepeso.

Sin embargo, como lo explica esta profesional de la nutrición, la principal responsabilidad en la tarea preventiva, de disminución y control corresponde a la familia: “Nuestros niños adquieren conductas de alimentación que nosotros les enseñamos desde el momento que nacen. Los padres y abuelos deben ser conscientes de que un niño gordo no es no un niño sano. Desde el momento en el que un especialista da el diagnóstico de sobrepeso u obesidad, debemos ponernos en alerta roja y buscar asesoría nutricional … y multidisciplinaria … para iniciar el manejo del problema. Con pequeños cambios podemos lograr grandes resultados”.

Como vemos, los expertos nos ofrecen consejos, información y orientaciones nada complicadas. Lo responsable es tomarles en cuenta, apuntó Pedro J. Torres, portavoz y presidente de la Fundación Torres-Picón, quien viene trabajando en temas de prevención en salud, educación, arte y cultura. La institución es especialmente activa en compartir datos asociados al problema del sobrepeso y la epidemia global de obesidad infantil que ha declarado la Organización Mundial de la Salud (OMS).

GF/EDC

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