Mucha mala suerte ha tenido el estado Bolívar en los últimos 18 años. Van tres militares en fila en la calle Constitución de Ciudad Bolívar. Un capitán, un general y un mayor general y hasta ahora ninguno de los tres ha logrado someter a la delincuencia que anda como Pedro o perro por su casa, como quieran.
Dos casos se escriben aquí. Uno en San Félix y el otro en Upata. Los uniformados de la policía municipal de Chirica recibieron la denuncia de un ciudadano que dijo que varios sujetos en un Chery Orinoco, color gris, sin placas, lo habían seguido desde el centro de San Félix para robarlo.
Inmediatamente, los patrulleros salieron a hacer la ronda, con tan buena suerte que encontraron el carro con los tipos dentro.
Fueron detenidos en la avenida Manuel Piar y cuando se hizo la revisión del automóvil ubicaron un armamento.
Al revisar a los sujetos por el Sipol encontraron que Jorge Daniel Villarroel Ramírez era solicitado por un tribunal de Anzoátegui; Jorge Luis Zacarías González; estaba solicitado por el tribunal primero de control de Puerto Ordaz, y Jesús Rafael González Carvajal, era buscado por robo de vehículo.
Todos fueron puestos bajo las órdenes de la Fiscalía Segunda del Ministerio Público (MP). Esperemos que esta vez no salgan.
El otro caso se ubica geográficamente en Upata. En el sector Guamito, sus habitantes afirman que una banda los tiene a monte porque apenas se marchan a trabajar, ingresan a las casas y las dejan sin nada.
La hora de “trabajo” de estos desgraciados, dicen los vecinos, son de 4 de la mañana a 6 de la mañana, “cuando tenemos que salir a buscar transporte para ir a trabajar.”
Tienen meses en esta agonía y aunque se han cansado de denunciar la situación y acusan directamente a los integrantes de la banda Guacaramuca y sus integrantes, conocidos por los alias de “Gatillo Alegre”; “El Richita” y “El perrito”, ningún funcionario policial ha logrado echarles el guante.
Los tipos robaron recientemente en el mercado municipal Bicentenario, donde rompieron unos locales y cargaron con los productos; también lo hicieron en una vivienda en La Antena donde ingresaron cinco pistoleros y sometieron a la familia para luego llevarse todo.
Las joyitas estas al parecer llevan varios asesinatos en sus espaldas y llegan al colmo de andar tranquilazos por la vía pública y disparar al aire como en las películas de vaquero.
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