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Abren fábrica en la ciudad fantasmal de Namie para pasar página a Fukushima

Hasta hace poco era una zona prohibida. Ahora la ciudad japonesa de Namie abrió su primera fábrica desde la tragedia nuclear de 2011 en la central de Fukushima para atraer a habitantes.

Abren fábrica en la ciudad fantasmal de Namie para pasar página a Fukushima

El grupo japonés Nissan decidió instalar en ella una planta de reciclado de las baterías de sus coches eléctricos Leaf.

El edificio está casi vacío y hay sólo 10 obreros, pero no deja de ser un símbolo para Tamotsu Baba, el alcalde de esta localidad portuaria mortificada por el tsunami del 11 de marzo y el accidente nuclear que provocó la huida de la población.

El ministro de la Reconstrucción, Masayoshi Hoshino, está encantado con la apertura: "Pasaron siete años, se levantó la orden de evacuación" en marzo de 2017 en esta parte del municipio y estamos "trabajando duro" para que los habitantes vuelvan.

En febrero, Namie contaba con 516 habitantes, en comparación con unos 21.000 de antes de la catástrofe. El acceso al 80% de su territorio sigue prohibido.

"Necesitamos infraestructuras, empleos, colegios" y esta fábrica, con "tecnología puntera" y financiada en sus dos tercios por el gobierno central, contribuye a ello, afirma Hoshino.

"Reconstrucción"

Nissan espera llamar "la atención del extranjero" y de visitantes con este programa de cambio de baterías para automóviles eléctricos que considera único en el mundo.

"Así contribuiremos a la reconstrucción de Namie", afirma Eiji Makino, jefe de 4R Energy Corporation, la coempresa formada en 2010 por Nissan y Sumitomo Corporation a cargo de las operaciones de la fábrica.

La compañía desarrolló un sistema capaz de medir rápidamente la eficacia de las baterías de ion de litio usadas (con un promedio de vida de diez años), analizando cada uno de los 48 módulos. Tarda cuatro horas en hacerlo, en vez de los 16 días que demoraba al principio de la investigación.

Los módulos menos deteriorados se ensamblan de nuevo para crear baterías destinadas a la primera generación de Leaf, salida en 2010, al precio de 300.000 yenes la unidad (2.290 euros, 2.800 dólares), frente a los 650.000 yenes que cuesta una nueva.

"Volver es difícil"

"El potencial es enorme", considera Makino, que espera "alcanzar un día los 1.000 empleados". Con la condición de atraer mano de obra a esta zona siniestrada.

En un informe publicado a finales de febrero, la oenegé antinuclear Greenpeace consideraba "los niveles de radiación demasiado altos para permitir un regreso sin peligro".

El responsable de 4R Energy disiente. "La conocida avenida (parisina) de los Campos Elíseos registra niveles dos veces superiores" a los de la zona reabierta en Namie. "El gobierno central llevó a cabo obras de descontaminación y no hay ningún problema", asegura.

Más allá del temor por la salud, los habitantes de antes rehicieron sus vidas en otras partes, explicó recientemente el gobernador de Fukushima, Masao Uchibori. "Compraron casa, sus hijos van al colegio local y encontraron trabajo (...) para ellos es difícil volver".

Incluso creando las condiciones necesarias para el regreso, a través de la instalación de empresas, hospitales o centros comerciales, esto no bastará, estima el gobernador, que apuesta más bien por nuevos residentes mediante proyectos de innovación y robótica.

El desafío es enorme debido a que la imagen de la región quedó malparada por el accidente nuclear más grave de la historia desde el de Chernóbil en 1986. AFP / RA

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