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Historia de un secuestro: asesinato del equipo de prensa ecuatoriano

Después de 19 días de incertidumbre, Ecuador confirmó el asesinato en cautiverio de un equipo de prensa que estaba en poder de guerrilleros disidentes colombianos en la zona de frontera.

Historia de un secuestro: asesinato del equipo de prensa ecuatoriano

Desde el momento mismo de la desaparición del periodista Javier Ortega, el fotógrafo Paúl Rivas y el conductor Efraín Segarra, del diario El Comercio, la información ha llegado en cuentagotas y cruzada de rumores y datos falsos.

Y todavía este viernes es incierto el paradero de sus cuerpos.

Esto es lo que se sabe hasta ahora:

¿Cómo empezó todo?

Ortega (32 años), Rivas (45) y Segarra (60) fueron secuestrados por disidentes de la exguerrilla de las FARC el 26 de marzo en la localidad costera de Mataje, limítrofe con Colombia.

Los tres estaban realizando un trabajo periodístico sobre la situación de la convulsa frontera, a raíz de la oleada de ataques a la fuerza pública registrada en la zona desde el pasado mes de enero.

Con un saldo por ahora de siete muertos y cuatro decenas de heridos, esta violencia conmociona a un país que se preciaba de vivir en paz en medio de los problemas derivados del narcotráfico que enfrenta Colombia.

¿Qué ocurrió después?

La última vez que se les vio con vida fue en una grabación filtrada a la prensa colombiana el 3 de abril. En ella aparecían los tres abrazados, con cadenas y candados al cuello, y pedían un acuerdo con los captores.

Quito dio a entender ese día que había contactos en marcha y que conocía las exigencias de los secuestrados, que incluían un canje con tres presuntos disidentes.

Al inicio de esta semana circuló un supuesto comunicado de los secuestradores -cuya autenticidad fue puesta en duda por ambos países- en el que se anunciaba la muerte de los rehenes durante una fallida operación de rescate coordinada por los dos gobiernos.

Quito negó que estuviera realizando operaciones militares en la zona de frontera, y Bogotá sostuvo por su parte que no realizó operaciones especiales sin el conocimiento de Ecuador.

El jueves los gobiernos recibieron fotografías de tres hombres ejecutados. Ni Quito ni Bogotá han determinado cuándo murieron ni donde están los cadáveres.

La controversia

Ambos gobiernos tienen versiones encontradas sobre el lugar donde ocurrieron los hechos.

Aunque el presidente Juan Manuel Santos sostiene que fue en Ecuador, Quito sostiene desde el principio que tras la captura fueron trasladados al lado colombiano.

Pese a las diferencias, acordaron realizar acciones "coordinadas" entre sus fuerzas de seguridad, para perseguir a los responsables y tratar de recuperar los cuerpos.

No han dado mayores detalles sobre esas operaciones, pero se prevé que empiecen de manera inmediata.

Los autores

El equipo periodístico cayó en poder del Frente Oliver Sinisterra, un grupo que se apartó del acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las FARC y que está vinculado con el narcotráfico.

Según la inteligencia colombiana, se trata de una organización con entre 70 y 80 hombres, dirigida por el ecuatoriano Walter Artízala, conocido como Guacho, uno de los hombres más buscados tanto en Colombia como en Ecuador.

Bogotá lo responsabiliza de varios ataques con explosivos que han dejado a oscuras a Tumaco, un poblado de unos 200.000 habitantes a escasos kilómetros de la zona limítrofe y que concentra el mayor número de narcocultivos en el mundo.

Moreno, que le califica de "narcoterrorista", ofreció 100.000 dólares de recompensa por información que conduzca a su captura. El disidente mantuvo comunicación con la Policía de Ecuador por WhatsApp hasta el 7 de abril, a través de números de celular colombianos, según Polivio Vinueza, jefe de la división antisecuestros.

Frontera caliente

Desde hace décadas, esta porosa y selvática frontera de 720 kilómetros, con numerosas trochas ilegales, es utilizada por las bandas que viven del tráfico de droga, de armas y de combustible, así como de la minería y la tala ilegal.

Pero tras el acuerdo de paz firmado a finales de 2016 con las FARC, que según analistas dominaban el territorio, arreciaron disputas entre desertores del pacto de paz, bandas procedentes de antiguos paramilitares desmovilizados y otras guerrillas.

"Lo que estamos viviendo ahora es una herencia del conflicto y de la falta de resolución de estrategias claras para la desmovilización de las FARC", explica la internacionalista ecuatoriana Katalina Barreiro, del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN).

El gobierno ecuatoriano sostiene que la violencia vivida en los últimos meses en el lado ecuatoriano es en represalia por los golpes que sus autoridades le han dado al narcotráfico, que han dejado varios detenidos e incautaciones. AFP / RA

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