La misión de la ONU en Colombia expresó este viernes su preocupación por la salud de Jesús Santrich, líder de la exguerrilla FARC en huelga de hambre tras su captura hace casi un mes por sospechas de narcotráfico.
El jefe de la misión del organismo internacional en el país, Jean Arnault, "visitó a Jesús Santrich en el hospital y expresó preocupación por su estado de salud", indicó la organización en su cuenta en la red social Twitter.
Santrich fue recluido en un hospital de Bogotá luego de iniciar una huelga de hambre un día después de su captura, el 9 de abril, en protesta por un pedido de extradición de Estados Unidos por presunto narcotráfico.
El exnegociador de paz de la otrora guerrilla comunista Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), de 51 años y con una deficiencia visual, ha negado los señalamientos y los considera un "montaje judicial".
Los líderes de la exguerrilla, que confían en que Santrich pueda demostrar su inocencia, han dicho que su compañero les ha asegurado que continuará su protesta "hasta las últimas consecuencias".
Arnault también abogó por "la importancia" de que en este caso "de gran impacto" se cumpla con las garantías al debido proceso de Zeuxis Pausias Hernández, el verdadero nombre de Santrich.
El jefe de la misión visitó al líder rebelde junto a representantes de los países garantes de los diálogos de paz que iniciaron en 2012 en La Habana y finalizaron con la firma de un histórico acuerdo a finales de 2016 en Bogotá.
Santrich hace parte de la lista de diez congresistas del antiguo grupo rebelde que deben asumir sus bancas en el Congreso el 20 de julio según lo convenido con el gobierno.
Estados Unidos acusa al líder rebelde de conspirar para enviar diez toneladas de cocaína a su territorio.
Las autoridades colombianas, basadas en la investigación estadounidense, sospechan que Santrich planificó la operación después de firmar el pacto sellado para superar medio siglo de conflicto armado.
El líder rebelde podría ser excluido del sistema jurídico acordado en el marco del proceso de paz, que llevó al desarme de la guerrilla y su transformación en fuerza política.
Bajo ese convenio, ningún exguerrillero podrá ser extraditado siempre y cuando no incurra en delitos después de la firma de la paz.
El caso de Santrich está en manos de la Jurisdicción Especial para la Paz, que deberá decidir si perderá los beneficios.
El acuerdo jurídico prevé penas alternativas a la cárcel para quienes confiesen sus crímenes y reparen a las víctimas. AFP / RA
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