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Estofado de perro en el festival chino de carne canina

Es el año del perro, pero los canes no se han salvado del festival de la ciudad china de Yulin donde acaban guisados a fuego lento pese a las airadas protestas de los defensores de los animales.

Estofado de perro en el festival chino de carne canina

Como cada año desde 2009, el festival de la carne de perro abrió el jueves en Yulin. En los puestos de los carniceros, decenas de animales muertos de piel amarillenta se amontonan con los colmillos apretados como en un último rictus.

El año pasado los rumores sobre una prohibición del evento no espantaron a vendedores ni a consumidores. Esta vez prima la discreción. Guisan los perros en cocina, en vez de en la calle y en el menú proponen "carne sabrosa" sin detallar el origen.

El consumo de carne de perro es muy minoritario en China pero sigue siendo popular en algunas zonas, especialmente en la región de Guangxi. Las autoridades lo toleran y carece de reglamentación sanitaria.

En Yulin, una señora sale del mercado con un perro entero que ha comprado por 662 yuanes (88 euros, 100 dólares) dispuesta a degustarlo en familia para celebrar el solsticio de verano.

"Está muy rico", asegura a la AFP un habitante llamado Chen. "Son perros errantes. No es lo mismo que los animales domésticos", asegura sin que parezca importarle el sacrificio canino en pleno año del Perro según el zodíaco chino. "¿Acaso usted no come pollo en el año del Gallo o cerdo en el año del Cerdo?", bromea.

En un país donde tener un perro se consideraba "burgués" y estaba prohibido en la época maoísta (1949-76), cada vez más ciudadanos poseen un animal doméstico y se oponen al festival de Yulin.

Una petición de 235.000 firmas del mundo entero enviada al gobierno chino reclama la prohibición del evento.

Según la asociación de defensa de los animales Humane Society, miles de perros son sacrificados durante el festival y se consumen unos diez millones al año en China.

- Cambio de táctica -

Antes los activistas tenían por costumbre acudir a la ciudad para comprar perros con el fin de salvarlos de su triste destino. Ahora cambian de táctica y presionan a las autoridades con el fin de obtener la prohibición del festival.

Los habitantes defienden sus costumbres contra viento y marea hasta el punto de que "parecía que cuantos más militantes había, más gente comía perro", reconoce Zhang Huahua, una profesora jubilada de la vecina provincia de Guangdong.

Como cada año desde 2009, el festival de la carne de perro abrió el jueves en Yulin. En los puestos de los carniceros, decenas de animales muertos de piel amarillenta se amontonan con los colmillos apretados como en un último rictus.

El año pasado los rumores sobre una prohibición del evento no espantaron a vendedores ni a consumidores. Esta vez prima la discreción. Guisan los perros en cocina, en vez de en la calle y en el menú proponen "carne sabrosa" sin detallar el origen.

El consumo de carne de perro es muy minoritario en China pero sigue siendo popular en algunas zonas, especialmente en la región de Guangxi. Las autoridades lo toleran y carece de reglamentación sanitaria.

En Yulin, una señora sale del mercado con un perro entero que ha comprado por 662 yuanes (88 euros, 100 dólares) dispuesta a degustarlo en familia para celebrar el solsticio de verano.

"Está muy rico", asegura a la AFP un habitante llamado Chen. "Son perros errantes. No es lo mismo que los animales domésticos", asegura sin que parezca importarle el sacrificio canino en pleno año del Perro según el zodíaco chino. "¿Acaso usted no come pollo en el año del Gallo o cerdo en el año del Cerdo?", bromea.

En un país donde tener un perro se consideraba "burgués" y estaba prohibido en la época maoísta (1949-76), cada vez más ciudadanos poseen un animal doméstico y se oponen al festival de Yulin.

Una petición de 235.000 firmas del mundo entero enviada al gobierno chino reclama la prohibición del evento.

Según la asociación de defensa de los animales Humane Society, miles de perros son sacrificados durante el festival y se consumen unos diez millones al año en China.

- Cambio de táctica -

Antes los activistas tenían por costumbre acudir a la ciudad para comprar perros con el fin de salvarlos de su triste destino. Ahora cambian de táctica y presionan a las autoridades con el fin de obtener la prohibición del festival.

Los habitantes defienden sus costumbres contra viento y marea hasta el punto de que "parecía que cuantos más militantes había, más gente comía perro", reconoce Zhang Huahua, una profesora jubilada de la vecina provincia de Guangdong.

AFP/OS

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