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La difícil tarea de recordar a ETA en el País Vasco

"¿Qué es ETA?". Iratxe Momoitio ha oído varias veces esta pregunta de boca de adolescentes en el Museo de la Paz que dirige en Guernica, en el País Vasco.

La difícil tarea de recordar a ETA en el País Vasco

El desconocimiento entre las nuevas generaciones es alarmante en esta región del norte de España, desgarrada durante cuatro décadas por los asesinatos, secuestros y extorsiones de la organización separatista vasca, disuelta en mayo.

"Que ahora se haya acabado ETA, que ahora no haya violencia no quiere decir que todavía no haya que hacer muchísimo trabajo pedagógico, mucho trabajo sanador, de soltar todo lo que teníamos dentro y durante muchos años no se ha dicho", explica Momoitio.

Durante años, el museo de Guernica, ciudad conocida mundialmente por haber sido arrasada por la aviación nazi durante la Guerra Civil española, albergó una exposición sobre "el conflicto vasco".

La exposición terminó en junio, pero para Momoitio el trabajo de memoria es fundamental para sanar las heridas.

Las lecciones de otros países

El gobierno regional vasco también está implicado en ello, y organiza charlas en las escuelas por parte de víctimas de ETA y otros grupos.

Igualmente quiere incluir en el temario de historia, en educación secundaria, clases sobre lo ocurrido en torno a la organización.

"Hay casos internacionales en los que se trató de pasar página muy deprisa, y luego la violencia ha vuelto a rebrotar de forma desordenada", dice Jonan Fernández, secretario de Derechos Humanos del gobierno vasco.

Fernández cita el caso de El Salvador, donde según varios estudios la emergencia de grupos como la temida Mara Salvatrucha deriva de una "mala asimilación" de la guerra civil en el país centroamericano (1979-1992).

Irlanda del Norte, donde el IRA intentó por la violencia unir esta provincia británica a la República de Irlanda, ha seguido experimentando numerosos incidentes violentos.

Cori Wielenga, de la Universidad de Pretoria, argumenta por otro lado en un trabajo sobre la memoria en Ruanda y Sudáfrica que "la forma en que se recuerda el pasado" a través de una "narrativa colectiva" influye en si individuos antaño en campos antagonistas son capaces de reconciliarse.

"Si hay suficiente gente que se niega a ello, puede resultar en violencia", advierte.

La necesidad de la pedagogía

En España, la cuestión de la memoria es compleja en un país donde siguen vivas las reminiscencias de la Guerra Civil (1936-1939) y la posterior dictadura franquista (1939-1975).

Tal es el recelo a la hora de encarar de frente el pasado que, según Momoitio, los jóvenes visitantes de la vecina Francia "saben mucho más de la Guerra Civil que los nuestros".

Esto se aplica a los jóvenes vascos, a menudo ignaros sobre los años de actividad de ETA, que aun disuelta conserva simpatizantes en la región.

"Hay muchos jóvenes de 15, 16, 17 años que vienen y preguntan: 'ETA, ¿y qué es ETA?", explica Momoitio.

El problema viene en buena medida del silencio observado por los adultos.

"¿Cómo vamos a hablar de algo que ni siquiera los adultos que lo hemos vivido, que tenemos otra edad, nos atrevemos a ponerlo sobre la mesa en casa?", se pregunta ella.

La tarea será por tanto difícil, en una sociedad donde los que simpatizaron con ETA y los que se opusieron a ella quieren que se oiga su voz.

Quienes apoyaron a ETA la justifican aún diciendo que nació en 1959 en respuesta a la represión que la cultura vasca sufrió bajo el franquismo.

Igualmente dicen que también sufrieron el conflicto, ya que al menos 62 personas del entorno de la organización murieron a manos de grupos parapoliciales y de ultraderecha, y cientos más habrían sido torturadas.

Quienes condenan a ETA recuerdan por su lado que es una organización considerada terrorista por la Unión Europea, que mató al menos a 853 personas, según el gobierno español, y en su gran mayoría en democracia.

No callarse

En su investigación sobre situaciones posconflicto, Cillian McGrattan, de la Universidad del Ulster, cuenta que a menudo la memoria "se convierte en otra forma de revivir el conflicto, en términos de legitimidades no resueltas, crímenes no resueltos y agravios históricos".

Razón por la cual urge hacer una lectura rigurosa y académica del pasado, apunta el historiador vasco Gaizka Fernández Soldevilla.

"En la encuesta que hemos hecho nosotros, nos sale que más o menos la mitad de la población vasca quiere pasar página", explica.

"Es peligrosísimo porque si te callas, estás creando un vacío que alguien va a llenar con propaganda". AFP / RA

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