Los candidatos a las elecciones presidenciales de octubre en Brasil reanudaron hoy sus campañas tras haberlas suspendido el jueves por el atentado contra el líder en los sondeos, el ultraderechista Jair Bolsonaro, y lo hicieron con nuevas estrategias ante un ataque que cambió el rumbo de la disputa.
Los principales candidatos, que hasta el miércoles venían atacando al polémico aspirante por sus posiciones radicales y para restarle favoritismo, cambiaron sus mensajes este sábado, se abstuvieron de nuevos ataques a Bolsonaro y pasaron a defender tolerancia y una campaña pacífica.
De acuerdo con analistas, los candidatos admiten que el ataque contra Bolsonaro favorecerá electoralmente al ultraderechista, que ya es líder en los sondeos con un 22 % del favoritismo y puede atraer nuevos electores por solidaridad o empatía, y quieren evitar ser vistos como los que atacan a la víctima del atentado.
El cambio de estrategia fue nítido en la campaña de Geraldo Alckmin, exgobernador de Sao Paulo y candidato por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), quien disputa votos con Bolsonaro entre electores de derecha y de centro y venía atacando duramente al ultraderechista en sus propagandas.
Tanto Alckmin como los otros candidatos venían colocando a Bolsonaro contra la pared por sus polémicas posiciones, ya que el diputado es un defensor de la última dictadura militar en Brasil (1964-1985) y se ha caracterizado por sus insistente declaraciones machistas, racistas, misóginas y homófobas.
Pero ahora Alckmin ordenó a sus asesores retirar de las redes de radio y televisión las piezas de campaña con ataques a Bolsonaro y, en los mítines que realizó en el sureño estado de Santa Catarina este sábado, defendió una "pacificación" en Brasil.
"Creo que Brasil necesita de un proceso de pacificación. Toda vez que Brasil hace esfuerzos conciliatorios, el país avanza: fue así durante la redemocratización y cuando redactamos la nueva constitución", aseguró Alckmin.
"Vengo diciendo eso desde que no era candidato, avisando que hay mucho odio", agregó el cuarto en los sondeos de intención de voto, candidato preferido por los mercados financieros y que espera llegar a una segunda vuelta con Bolsonaro gracias a que, por su amplia coalición partidaria, cuenta con más tiempo de las campaña en redes de radio y televisión que todos sus adversarios juntos.
La líder ecologista Marina Silva, segunda en los sondeos con un 12 % del favoritismo, reanudó su campaña con una "marcha por la paz" por las calles de Sao Paulo que atrajo a unos 30.000 seguidores y en la que igualmente defendió el fin de la actual polarización.
"Estas elecciones nos dan la posibilidad de poner un punto final a la polarización, al odio y a la violencia. Es inaceptable un acto de violencia contra cualquier candidato", aseguró.
Pese a que igualmente evitó críticas fuertes contra Bolsonaro, Marina Silva dijo que lo que salvará a Brasil de la violencia no son las armas, como alega el ultraderechista, sino el respeto.
El laborista Ciro Gomes, empatado con la ecologista en el segundo lugar con el 12 %, dijo que lamenta lo ocurrido pero que la campaña no puede parar, "especialmente ahora que mi responsabilidad creció".
"Lo que ocurrió es algo para deplorar, para repudiar fuertemente, pero no tiene coherencia con la tradición brasileña. Ahora necesitamos ir a la calle para abrazar el pueblo y esforzarnos para que la disputa política sea de ideas y no de violencia", dijo.
La campaña de Bolsonaro también se vio obligada a cambiar de estrategia tras admitir que el candidato, hospitalizado, difícilmente volverá a participar en actos de campaña hasta las elecciones.
Los aliados del ultraderechista anunciaron que la campaña se centrará ahora en vídeos y mensajes del candidato en redes sociales, y que sus representantes en los mítines callejeros serán sus hijos, igualmente parlamentarios y que también disputarán las elecciones.
Bolsonaro fue acuchillado cuando era cargado en hombros en medio de una multitud en una céntrica calle de Juiz de Fora, la segunda mayor ciudad del estado de Minas Gerais.
El polémico candidato, al que una única cuchillada en el abdomen le provocó una grave hemorragia en una vena, tres heridas en el intestino delgado y una lesión en el colon, fue sometido el jueves a una delicada operación en Juiz de Fora luego de que, según sus médicos, llegara al hospital muy grave y corriendo riesgo de muerte.
La Policía arrestó en flagrante al autor confeso del ataque, quien dijo haber actuado de forma aislada y "a mando de Dios", y atribuyó el crimen a sus divergencias políticas y religiosas con el ultraderechista. EFE / RA
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