Sólo en un fin de semana, al menos 72 personas fueron baleadas y 13 murieron en Chicago. Para transformar la oración en acción, cristianos de todas las denominaciones, salieron a las calles para alimentar a los sin techo, hacer evangelismo y eventos para niños como parte del movimiento "Jesús Summer".
"Estamos capacitando a las iglesias con millones de dólares en mercancías para garantizar que podamos alcanzar todas las casas en Chicago con el Evangelio", dijo el pastor Dimas Salaberrios a la CBN News. "Son más de 160 eventos que se suceden en las calles, en barrios difíciles de compartir el amor de Cristo ".
Salaberrios, quien es un ex traficante de drogas, compartió el Evangelio con los miembros de las bandas locales y le dijo a su testimonio de vida. "Yo vendí drogas casi toda mi vida hasta que Dios me tomó", afirma.
Para el pastor, impactar a las personas que cometen los crímenes es la respuesta. "Cuando usted alcanza a los tiradores y el tiroteo termina, viene la paz", comenta Salaberrios, que llegó a orar con manifestantes furiosos después de que un hombre negro fue muerto por la policía. "Vimos la paz de Dios viniendo literalmente sobre ellos".
Impacto en las calles
El pastor Salaberrios fue junto con un grupo en uno de los barrios más violentos de la ciudad, conocido como "Murder Drive" ("Camino del Asesinato"). Muchos jóvenes estaban abiertos para escuchar el mensaje del Evangelio.
"Una joven estaba atravesando la calle y reconoció que necesitaba una oración. Le pregunté si ella conocía a Jesús como su Salvador y ella dijo 'no'. Yo dije: 'Hoy no podría ser tu día? Usted no necesita ser perfecta '. Ella estaba tan quebrantada y terminó diciendo 'sí'. Nosotros oramos por ella y entonces su hijo también aceptó a Cristo ", cuenta Kellie Lane, del ministerio Warrior Nation.
Aunque los crímenes aún forman parte de la realidad de Chicago y el Jesús Summer se cierra el 26 de agosto, Salaberrios cree que un cambio continuará ocurriendo.
"Estamos empeñados en ir lo más lejos posible, para llamar la atención alentar a más cristianos a salir y caminar por estas calles", dijo. "Son unos 1.500 criminales. Y si nos concentramos en ese grupo, podemos cambiar la ciudad de Chicago ".
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