El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, cenarán hoy en Bruselas para hablar de los presupuestos del país, rechazados por el Ejecutivo comunitario y que Roma estaría dispuesta a "modular", pero sin renunciar a sus principales medidas.
Antes de viajar a la capital comunitaria, Conte dijo hoy a los periodistas que es fundamental que Roma y Bruselas mantengan un "diálogo constructivo", por el bien de la economía italiana y europa.
Un diálogo que tendrá esta noche una nueva etapa a las 19.30 hora local (18.30 hora GMT), cuando Conte y Juncker se siente a la mesa para una cena de trabajo en la sede de la Comisión Europea, informó en un comunicado el Ejecutivo italiano.
Conte volvió hoy a defender su proyecto de presupuestos así como las reformas previstas por el Gobierno, las cuales requieren de un esfuerzo importante de las arcas públicas, aunque dejó abierta la puerta a "modular" algunas medidas si fuera necesario.
"No sé por qué los periódicos hablan de cambios en los presupuestos. Hemos hablado de modulación, pero ninguno va a renunciar a las reformas principales de este Ejecutivo", indicó el primer ministro.
Roma ha previsto para el próximo año un déficit del 2,4 % del PIB y una deuda pública del 130 %, con un crecimiento del 1,5 %, cifras que no terminan de convencer a Bruselas.
La Comisión considerar que estas cuentas incumplen las normas europeas, al no garantizar el ajuste estructural exigido ni reducir lo suficiente la deuda pública.
El jefe del Gobierno italiano no estará solo en la capital comunitaria, adonde viajará con su ministro de Economía y Finanzas, Giovanni Tria, para intentar convencer a Juncker de la necesidad del aumento del gasto público y de que Bruselas les de un tiempo para demostrar si efectivamente cumplirán los objetivos que prometen.
El vicepresidente del Gobierno italiano y líder del Movimiento 5 Estrellas (uno de los que forma Ejecutivo), Luigi Di Maio, aseguró que esperan "mucho" de la cena de hoy, donde Conte garantizará que Italia realizará controles periódicos para que el déficit no supere el 2,4 % del Producto Interior Bruto (PIB).
Tras el rechazo del miércoles del borrador de presupuestos para 2019 y la propuesta de Bruselas de abrir un procedimiento de déficit excesivo por su elevada deuda pública, el Gobierno italiano ha relajado su discurso contra las instituciones europeas.
Para abrir formalmente el procedimiento de infracción, la CE necesita el respaldo del Consejo de la UE (los países) y si finalmente esta medida se materializa, podría dar lugar, en última instancia, a sanciones de entre el 0,2 % y el 0,5 % del PIB de Italia (entre 3.450 y 8.625 millones de euros).
Roma quiere ganar tiempo para evitar esta penalización y demostrar que la economía puede crecer con unos planes presupuestarios expansivos.
"No creo que Bruselas se preocupe por el 'cero coma'. En Europa es necesario una Italia que crezca, pienso que las sanciones y las amenazas no hacen bien ni a los italianos ni a la Unión Europea", dijo recientemente el otro vicepresidente del Gobierno Matteo Salvini, líder de Liga.
El presidente del Instituto italiano de Estudios políticos económicos y sociales (Eurispes), Gian Maria Fara, sostuvo en declaraciones a EFE que Italia y Bruselas tienen que hacer "un esfuerzo de comprensión mutua" para relajar los tonos y evitar tensar más la relación.
"Yo no veo un gran problema en el déficit al 2,4 %, otros países antes que Italia, como Francia, Alemania o España, han superado el techo del 3 %", subrayó, pero advirtió de que Roma debe seguir dialogando con Bruselas porque una sanción de un 0,2 % del PIB "no es algo desdeñable".EFE
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