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Pedro J. Torres: Obesidad infantil, caldo de cultivo para un cúmulo de problemas de salud física, emocional y social

Ser obeso no es algo fácil de sobrellevar. Son muchos los problemas que tiene que enfrentar día a día la persona que tiene sobrepeso u obesidad, tanto físicos como socioemocionales. Y si esta condición no es sencilla o simple para una persona adulta, para un niño es sencillamente peor, un padecimiento constante, reflexiona la Fundación Torres-Picón al comentar esta nota.

Pedro J. Torres y su fundación promueven también que desde el arte y la cultura se respalde el bienestar humano

Detrás de la popular imagen del gordito “rozagante y feliz” se oculta un sinnúmero de problemas que pueden poner en serio riesgo toda posibilidad de desarrollo armónico y que representan un serio peligro para la salud del niño, tanto física como sicológica.

Está comprobado que el sobrepeso y la obesidad infantil son responsables de gran cantidad de enfermedades de considerable gravedad; entre las más serias se puede mencionar las patologías cardiovasculares, como la miocardiopatía o la hipertensión; las respiratorias, como la insuficiencia respiratoria, el síndrome de apnea de sueño o el síndrome de Pickwick; las metabólicas, como la diabetes tipo 2, la resistencia a la insulina, la hipercolesterolemia o el aumento en el nivel de triglicéridos; las cutáneas, como la aparición de celulitis y estrías; las ortopédicas, como los problemas en las rodillas, los tobillos o malformaciones óseas a causa de la presión ejercida por el exceso de peso, y los trastornos del desarrollo y el crecimiento, como el desarrollo sexual precoz en las niñas, entre otras muchas.

Además de todo esto, las estadísticas indican que el 75% de los niños con sobrepeso u obesidad serán adultos obesos, con todas las complicaciones que dicha condición implica.

Pero no se trata solamente de los trastornos en la salud física, sino también de los problemas que el exceso de peso genera en la salud socioemocional; el niño con sobrepeso u obesidad con mucha frecuencia es blanco de acoso, burlas y rechazo por parte de sus compañeros, es poco aceptado y a menudo sufre marginación en su grupo social, esto trae como consecuencia una baja autoestima, depresión y elevados niveles de ansiedad.

Paradójicamente, estos mismos niveles de ansiedad provocan en el niño una necesidad de compensación, de “llenar el vacío”, y generalmente este vacío se llena con lo único en lo que el niño encuentra satisfacción: la comida. Es así como el niño cae en excesos de alimentación, lo que a su vez incrementa aún más su sobrepeso, creándose un círculo vicioso del que no es fácil salir si no se cuenta con ayuda.

A esto contribuye la adopción de hábitos de alimentación malsanos; a causa del acelerado ritmo de la vida actual, poco a poco se ha abandonado la saludable costumbre de preparar la comida en casa y comer en familia, en su lugar es cada vez más frecuente el ingerir comida rápida, precocinada y empacada, de baja calidad nutricional y con grandes cantidades de azúcar, sal y grasas. Asimismo, y por razones similares, así como por el avance y expansión de los recursos tecnológicos, el nivel de actividad física en los niños ha bajado considerablemente, lo que contribuye en gran medida al aumento de la obesidad.

Ante este panorama se debe destacar la importancia, en primer lugar, de la prevención, a fin de evitar que el sobrepeso o la obesidad lleguen a desarrollarse; esta labor recae primeramente en los padres, quienes tienen la responsabilidad de inculcar en el hijo hábitos de vida y de alimentación saludables, cultivar el gusto por el ejercicio físico y dejar de lado el sedentarismo; esto sin olvidar, por supuesto, el importante papel que cumple la escuela en reforzar y complementar esta labor de prevención a través de la educación.

No obstante, si ya el exceso de peso se ha hecho presente, es crucial contar con la ayuda de especialistas, médicos, sicólogos y nutricionistas, que a través del trabajo en equipo ayuden al niño y a su familia a manejar y controlar el problema del sobrepeso; determinar el origen del aumento de peso del niño, identificar las causas de la ansiedad que puede impulsar los excesos alimentarios, reforzar su autoestima, fomentar la adopción de hábitos de alimentación saludables y el incremento de los niveles de actividad física; de este modo es posible controlar el peso en un tiempo razonablemente corto, lo que más pronto que tarde se traducirá en mayor bienestar, tanto físico como emocional.

El portavoz y presidente de la Fundación Torres-Picón estima importante estar al tanto de los avances de la ciencia en cuanto al estudio de la obesidad y de los factores que la estimulan o provocan así como los que se relacionan con ella. La obesidad mantiene hoy la característica de ser una epidemia global, así lo ha denunciado la Organización Mundial de la Salud (OMS), e involucra altos costos tanto en pérdida de vidas como en tratamientos, enfatizó Torres.

GF/EDC

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