#27Feb. El caracazo o la chispa de un golpe

Todo comenzó como una protesta por el aumento de los pasajes interurbanos que era parte de una serie de medidas propuestas por el Fondo Monetario Internacional. “El paquetazo”. Los saqueos se multiplicaron durante 10 días.

Se decía que ese día de 1989 “los cerros bajaron”. Fue la reacción por el anuncio de una serie de medidas económicas que incluía aumento en el precio de la gasolina que repercutió en el costo de los pasajes del transporte colectivo.

Fue lo que se conoció popularmente como “el paquetazo” propuesto por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para enfrentar la crisis económica que entonces vivía Venezuela. Esto incluía liberación de los precios de todos los productos a excepción de 18 renglones de la cesta básica; incremento no inmediato, sino gradual, de las tarifas de servicios públicos como teléfono, agua potable, electricidad y gas doméstico; aumento anual en el mercado nacional, durante 3 años, de los precios de productos derivados del petróleo, con un primer aumento promedio del 100 % en el precio de la gasolina y aumento inicial de las tarifas del transporte público en 30 %.

Fue un amanecer de confusión. Las protestas comenzaron en Guarenas y Guatire y se fueron extendiendo. Los saqueos se multiplicaron y la Guardia Nacional parecía imposibilitada para imponer el orden. Este “sacudón” duró hasta el 8 de marzo y, según cifras oficiales, dejó un saldo de 270 muertos.

Años después, Hugo Chávez Frías, se refería a lo ocurrido como “el sello de muerte de (Carlos Andrés) Pérez, que apenas comenzaba su gobierno, fue una estocada…”

En declaraciones a Eleazar Díaz Rangel para su libro “Todo Chávez, de Sabaneta al golpe de abril” (Edit. Planeta, 2002, págs. 62 – 63), Chávez afirmó que “...sin el caracazo nosotros no hubiésemos podido impulsar lo que impulsamos (…) con la participación que tuvo las Fuerza Armada en esos acontecimientos, fue un elemento que motorizó la conciencia de nuestro movimiento que trató de reaccionar, hicimos un intento, pero fue imposible, estábamos desarticulados (...) yo estaba enfermo con rubéolo, y llegaron a mi casa varios oficiales a pedir instrucciones, ¡qué hacemos?, recuerdo que Castro Soteldo llegó una vez a medianoche y me dijo ‘Hugo, ¿qué hacemos? No podemos pelar este boche (...) Entonces reanudamos nuestro trabajo, los contactos, las reuniones, hasta en Miraflores reunimos grupos pequeños...”

Luego de esas declaraciones y viendo en perspectivo lo que ocurrió en esos días y lo que vendría después, es difícil creer que El Caracazo fue un movimiento espontáneo. Treinta años después, la gasolina es regalada pero los sucesivos aumentos en el precio de los alimentos, transporte y medicamentos son muy superiores a los de 1989, los servicios públicos son ineficientes y ni hablar de la calidad de vida de los venezolanos. Lo peor es que Venezuela ha pasado más de 20 años con una economía carente de planes concretos. Solo promesas que se repiten.