Una sublevación militar en un comando de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en Cotiza fue la gota que derramó el vaso. Los vecinos del populoso sector caraqueño aprovecharon la oportunidad para salir a las calles a protestar el lunes 21 de enero.
Entre cacerolas y bombas lacrimógenas, reclamaban por las precarias condiciones en la que viven. Allí estaba Rodríguez María Fernanda.
La mujer no dejaba de golpear su olla con energía. Taca, taca, taca. “Todo caro, nada nos alcanza”, se quejaba en vivo frente a una cámara de televisión que transmite las noticias por Internet.
Taca, taca, taca. “Somos grande, un pueblo grande”, soltaba con una bandera de Venezuela guindada del pecho. Y otra vez el taca, taca, taca a su cacerola, toda magullada de tantos trancazos. A ella nada la enmudecía, la indignación parecía inspirarla.
Prometía salir a las calles a protestar, ese y cada día si le era posible. Le mentaba la madre a un mandatario escondido en su palacio, a quien comparó con un cerdo, mientras el pueblo pasa hambre, “qué arrecho”. Taca, taca, taca.
Hay gente preguntando que quién es Rodríguez María Fernanda y nosotros queremos rendirle honores a esta prócer de la historia memística de nuestro país #Majomenos pic.twitter.com/fZureEneuU
— güatafoc (@guatafoc) 25 de enero de 2019
Fuente: El estímulo
SP
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