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El milenario cuidado a los ancianos en China se vuelve cada vez más difícil

"Cuida a tus padres y atiéndeles bien cuando sean viejos", defendía Confucio con su idea de la piedad filial, y los chinos se han regido por esos principios durante milenios. Pero los vertiginosos cambios que vive el gigante asiático hacen cada vez más complicado cumplir ese precepto.

El milenario cuidado a los ancianos en China se vuelve cada vez más difícil

El aumento de la esperanza de vida gracias al crecimiento económico ha disparado el número de ancianos, al tiempo que la política del hijo único, la presión laboral y la cada vez mayor incorporación de las mujeres al mercado de trabajo están socavando la capacidad de las familias para atenderles.

Actualmente unos 260 millones de chinos, casi el 20 por ciento de la población, tienen más de 60 años y se espera que sean más de 300 millones en 2025. En 2050 supondrán ya un tercio de los habitantes del país.

Cerca de la mitad de ellos viven solos, sobre todo en las zonas rurales, donde los hijos han tenido que emigrar a las grandes ciudades en busca de trabajo.

Residencias públicas

Todo ello ha hecho que las residencias de mayores, un fenómeno relativamente reciente en China, se hayan multiplicado en los últimos años (entre 2012 y 2017 se triplicó su número) y, aún así, no sean todavía suficientes para atender la demanda.

"Estoy muy feliz aquí", dice a Efe Wu Yunhua, una funcionaria jubilada de 88 años, cuando la visitamos en una residencia pública del norte de Pekín donde dispone para ella sola de una habitación y una salita, que antes compartía con su marido, fallecido a principios de este año.

"Tengo dos hijos pero ellos tienen su vida y no podían cuidarnos", explica Wu, que cree que China "ha mejorado mucho" mientras recuerda los "muy difíciles" tiempos que vivió en su infancia y juventud durante la invasión japonesa.

Ella paga 4.500 yuanes (562 euros) al mes por su alojamiento con comida incluida en esta residencia que, como casi todas las públicas, solo admite a personas que hayan perdido el hijo único o hayan hecho "especiales" contribuciones al país.

Entre esas contribuciones se incluye por ejemplo haber auxiliado a alguien en un accidente o haber colaborado como voluntario en labores sociales.

Lo mismo que Wu pagan Zhang Lingyou y su esposa Wu Yanhua, profesores de chino y matemáticas, de 83 y 84 años, a quienes les basta con sus respectivas pensiones de 6.000 (750 euros) y 7.000 yuanes (875 euros) para la residencia y sus gastos.

"China siempre fue molestada por los países extranjeros pero ahora es muy poderosa y ya nadie la puede parar. Pero en 5.000 años nunca invadió a nadie, no es una amenaza para otros", afirma Zhang, orgulloso de los cambios registrados en su país desde los tiempos en los que tenía que usar "cupones para comprar comida o ropa".

Residencias privadas

Bastante diferentes son las vidas y las historias de los mayores que viven en la lujosa residencia, esta vez privada, de Taikang a las afueras de Pekín.

Sus huéspedes son exmilitares, antiguos empresarios, profesores universitarios o artistas y cuentan con piscina, spa, gimnasio, amplios jardines, clases de ballet y hasta un hospital, aunque para disfrutarlo tengan que contar con muchos más recursos que los necesarios para una residencia pública.

Li Wang, un militar retirado de 84 años, tuvo que pagar 2,4 millones de yuanes (300.000 euros) de depósito para poder optar con su mujer, de la misma edad, al espacioso apartamento que habita en este complejo, además de abonar una renta de 14.300 yuanes (1.787 euros) mensuales.

"Es la última estación y uno quiere que le hagan todo, tenemos tres hijos pero uno vive en Canadá y los otros están demasiado atareados para ocuparse de nosotros, preferimos vivir aquí", dice a Efe Li, quien lleva la voz cantante de la pareja.

"¿Machista? no, pero así hemos organizado las cosas desde siempre, ella prefiere no hablar", apunta al preguntarle por el silencio de su esposa quien, según dice, trabajaba en una fábrica.

Ambos tuvieron que vender su casa para poder afrontar el pago del depósito en la residencia de Taikang, donde viven cerca de 1.500 ancianos.

El cuidado de los mayores no es solo una milenaria tradición en China derivada de la moral confuciana sino que está incluso recogido en un artículo de la Constitución del país.

Ante la cada vez mayor soledad de los ancianos y las exigencias laborales de los hijos, el Gobierno chino promulgó una ley en 2013 que establece incluso penas de cárcel de hasta cinco años para quien se niegue a cuidar a una persona de edad avanzada de la familia. EFE

RA

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