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¿Cuándo se debe acudir a un podólogo?

El podólogo es un profesional de la salud que se encarga de la vitalidad de nuestros pies. Es importante acudir a su consulta tanto para tratamientos como para iniciar prácticas preventivas. Descubre más en este artículo.

¿Cuándo se debe acudir a un podólogo?

Aunque el podólogo sea consultado frecuentemente por motivos de dolores o molestias, lo cierto es que su función también puede ser preventiva. La podología es capaz de prevenir lesiones en los pies antes que aparezcan.

Esta área de la salud estudia los pies en su contexto anatómico y fisiológico. Va mucho más allá de los famosos callos y del estudio biométrico de la pisada. Es una especialidad que considera a los miembros inferiores como un todo funcional.

El podólogo tiene la capacidad de prevenir, diagnosticar, tratar y rehabilitar los pies, corrigiendo trastornos, evitando que aparezcan y reacondicionando la pisada. Para ser podólogo hay que completar una diplomatura en algunos países, y en otros llegar a título universitario.

Razones comunes para acudir al podólogo

Como bien adelantamos, la podología no es una ciencia que se reduce a tratar callos. Diversos ámbitos de la vida cotidiana influyen en la anatomía y fisiología del pie, y es allí donde el podólogo puede ejercer su conocimiento.

La razón más común de consulta sigue siendo el dolor o molestia. Cuando notamos que nuestros pies duelen demasiado, resultan incómodos al caminar o se nos ha formado una lesión visible, entonces acudimos al podólogo.

Sin embargo, podemos consultarlo sin padecer lesiones. Por ejemplo, si vamos a iniciar un deporte, o ya lo estamos practicando desde hace tiempo, nos puede asesorar. La pisada es forzada y sobrecargada en la práctica deportiva, y un podólogo puede corregirnos malas posturas para no lesionarnos.

También existe la posibilidad de solicitar al profesional la realización de una prueba biométrica de la pisada. A través de mediciones y aparatología, el podólogo determina cómo es la base de nuestro pie, dónde se apoya de más y, de menos, y cómo podría lesionarse si no se corrige.

Trastornos que puede tratar la podología

Ahora bien, el podólogo tiene potestad para tratar enfermedades ya instauradas en el pie. A veces, en forma mancomunada con un médico general o traumatólogo, y otras veces directamente con su propia experticia.

En la podología se pueden tratar:

Lesiones repetitivas: Hay personas que, con frecuencia, se lesionan los pies o la articulación del tobillo. Esto puede responder a una mala pisada. Evaluando de forma biométrica el pie, hay posibilidad de corregir los malos apoyos.

Malos apoyos de la vejez: Con el envejecimiento, los huesos del pie se debilitan y deforman, lo que cambia la forma de pisar. Un podólogo puede asesorar a los ancianos y a sus cuidadores para mejorar la dinámica de la caminata y prevenir caídas.

Uñas encarnadas: Las mismas se retiran con cirugías mínimamente invasivas que se resuelven en pocos minutos, con anestesia local.

Pie plano: El pie plano es una condición donde falta formarse completamente el arco interno del pie. Puede ser doloroso si no se utiliza el calzado adecuado.

Callos: Las callosidades son tratadas por los podólogos con instrumentos especiales.

Dedos en martillo: hay personas que padecen deformidades en los dedos de los pies. La más común es el dedo en martillo, que consiste en que un dedo del pie se doble sobre sí mismo hacia abajo. Esto cambia la pisada, altera el uso del calzado y genera callos.

Bromhidrosis: Este es el nombre del olor intenso en los pies debido a un fallo en las glándulas de los miembros inferiores. A veces, hay infecciones concomitantes que contribuyen al mal olor y, otras veces, es un fallo genético solamente.

Tratamientos que realiza el podólogo

El podólogo está capacitado para realizar tratamientos si detecta una alteración que está al alcance de su conocimiento. Una de las indicaciones que más realizan estos profesionales es el uso de plantillas.

Las plantillas son tratamientos ortopédicos, es decir, pretenden corregir desviaciones en el eje de la postura. Al mejorar la postura, se evitan dolores y trastornos articulares.

Aunque existen plantillas que pueden adquirirse libremente en comercios, no es recomendable. Lo ideal es que siempre un podólogo realice la medición correspondiente del pie para indicar la plantilla adecuada a cada persona. La pisada es una característica individual que no es compartida igualmente por todos los seres humanos.

De ser necesario, el podólogo también puede realizar cirugías menores. Como ya dijimos, la uña encarnada y los callos son abordables con instrumentos mínimos en el consultorio. No se requiere otra cosa más que anestesia local.

El seguimiento es también importante en la podología. Los pies pueden volver a sus vicios de posición, las uñas encarnadas regresar o los callos volver a aparecer. El podólogo realiza citas programadas para controlar sus tratamientos y reevaluar.

Con información de Mejor con Salud

EB

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