La leishmaniosis es una enfermedad parasitaria transmitida por flebótomos (insectos voladores chupadores de sangre), que al picar al animal le inoculan un protozoo microscópico llamado Leishmania. Los perros afectados sufren lesiones graves que requieren tratamientos caros y a menudo incapaces de erradicar todos los síntomas.
Los flebótomos se activan al ponerse el sol, y abundan en las primeras horas de oscuridad hasta la medianoche, que son las más peligrosas para nuestras mascotas, incluidas las de pelo largo: estos insectos les pican en zonas poco peludas de la cara, el borde de las orejas o los espacios interdigitales. Todo indica que el cambio climático los favorece. Son muy pequeños y pueden atravesar las mallas mosquiteras poco tupidas. Les atrae la luz, pero luego se sitúan en zonas de penumbra, así que cuesta mucho detectarlos.
Aunque comienzan a aparecer vacunas contra la leishmaniosis, son muy caras y requieren varias dosis. Para evitar las picaduras de los flebótomos.
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