Cuesta reconocerlo, pero todos hemos sentido envidia alguna vez. Es normal, ya que se trata de un sentimiento natural que aparece de manera involuntaria.
Se define como el deseo de tener lo que otra persona tiene, de hacer lo que hace otro, de ser como el otro.
No debemos preocuparnos por ser presa de los celos en determinadas ocasiones. Pero sí que debemos estar alerta si no somos capaces de controlarlos.
Se trata de un estado mental muy negativo que nos puede acabar pasando factura. Puede afectar a nuestras relaciones personales y a nuestra vida diaria.
Para poner freno a la envidia hace falta ser consciente del problema.
A veces nos sienta mal que alguien cercano tenga éxito. Porque consideramos que nosotros lo merecemos más, pero no nos damos cuenta de que estamos sintiendo envidia.
El primer consejo para sacar esta sensación de nuestra vida es detectarla. Para ello necesitamos reflexionar y también contarlo. Para así expresar en voz alta lo que no nos atrevemos apenas a reconocer: que somos víctimas de la envidia.
Cuando nos sentimos comprendidos y ayudados nos es mucho más fácil seguir adelante. Y, nos aporta motivación extra para superar los problemas.
La segunda recomendación importante es que evites compararte con los demás. Cada persona tiene unas circunstancias que van marcando su vida y, por lo tanto, es inútil establecer comparaciones.
Cada uno tiene su momento, sus oportunidades y sus éxitos. Asumiéndolo podrás dedicarte más tiempo ti y a tus propios objetivos.
Valorar lo que se tiene no puede faltar tampoco en una lista de recomendaciones para lograr mayor bienestar personal. Es necesario priorizar lo que parece que siempre está ahí (familia y amigos, por ejemplo). Y, también, de lo que nos ilusiona, como el éxito social y el dinero.
Para sentirte mejor contigo misma es necesario dar a cada cosa su valor real y, poco a poco, la envidia y la negatividad irán desapareciendo.
También es importante que trabajes para ti y no para obtener el reconocimiento de los demás.
Encuentra tu propia motivación y dedica tus esfuerzos a lo que de verdad te guste. Olvídate del reconocimiento y de presumir de tus logros.
De esta manera, te sentirás más realizado y tus motivaciones y aspiraciones se irán acrecentando cada vez más.
Hemos llegado casi al final del camino. Cuando te des cuenta de que tu alegría por los logros y éxitos ajenos es sincera, habrás conseguido vencer a la envidia.
¡Enhorabuena!
Fuente: Nosotras
RA
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