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¿Qué es la dishidrosis palmar y plantar?

La dishidrosis plantar y palmar es una afección que se origina desde el interior del organismo aunque a menudo se asocia al estrés y a las alergias.

¿Qué es la dishidrosis palmar y plantar?

La dishidrosis palmar y plantar, que también se conoce como eccema dishidrótico. Es un tipo de inflamación de la piel que aparece en las manos y los pies de pequeñas ampollas llenas de líquido.

Se trata de una enfermedad a menudo crónica, no contagiosa, que presenta episodios de brotes y otros de remisión. Suele tener carácter estacional, su frecuencia es mayor en primavera y verano.

Se trata de un trastorno que se origina desde el interior del organismo, aunque a menudo aparece asociada a factores externos como el estrés o enfermedades alérgicas. Aunque suele comenzar entre los 15 y los 30 años. Puede afectar a ambos sexos y a cualquier edad

Causas de la dishidrosis
No se conoce la causa exacta de la dishidrosis palmar y plantar. Aunque sí se sabe que existen ciertos factores que favorecen la aparición de la enfermedad. Entre los factores que pueden afectar al desarrollo de esta afección se hallan los siguientes:

Padecer dermatitis atópica u otras enfermedades alérgicas como el asma o la rinitis.
Alergias: tanto a perfumes, medicamentos como a metales.
Estrés emocional.
Padecer una infección producida por bacterias u hongos en la piel.
El embarazo: en ocasiones puede ser un desencadenante, debido a los cambios hormonales.

¿Cuales son los síntomas de la dishidrosis palmar y plantar?
La enfermedad suele empezar entre los dedos y luego extenderse a las palmas. En cambio, es poco frecuente que aparezca en el dorso de las manos o en la piel de los brazos u otras partes del cuerpo. También puede aparecer en la planta y los laterales de los pies. Los síntomas de la dishidrosis palmar y plantar se caracteriza por:

Aparición de pequeñas ampollas que a menudo causan picor intenso.
Descamación de la piel: como consecuencia de la descamación, pueden llegar a aparecer erosiones en la piel, que pueden ser muy dolorosas.
Irritación y engrosamiento de la piel: se da cuando la persona que sufre el eccema se rasca. Por esta razón puede haber una sobreinfección secundaria de la piel.
La evolución de la dishidrosis palmar y plantar es variable. Con frecuencia, desaparece por sí solo al cabo de tres o cuatro semanas, aunque suele reaparecer. Tras un periodo sin lesiones, el siguiente brote puede producirse desde unas semanas a varios meses después.

Tratamiento de la dishidrosis palmar y plantar
Hoy en día no se conoce un tratamiento capaz de ofrecer una cura definitiva para la dishidrosis. No obstante, sí que existen tratamientos para controlar los brotes. En este sentido, las medidas a llevar a cabo o los tratamiento que pueden utilizar son lo siguientes:

Corticoides tópicos de alta potencia durante una o dos semanas. En función de la intensidad de la lesión y de la fase en la que se encuentre, pueden ser necesarios los corticoides orales.
Antibióticos: en caso de que se haya sobreinfección de las lesiones.
Productos emolientes: pueden ser útiles también para atenuar la sequedad de la piel.
Antihistamínicos orales: pueden ayudar a calmar el picor.
Otros. Se pueden emplear tratamientos más específicos como la fototerapia.

Recomendaciones para controlar los brotes
A continuación, proporcionamos unas serie de recomendaciones que pueden ayudar a controlar los brotes de la dishidrosis palmar y plantar.

Evitar el rascado: hacerlo da lugar a una mayor duración de la lesión y aumenta el riesgo de sobreinfección.
Lavar las manos con jabones suaves, libres de perfume.
Hidratar las manos varias veces al día.
Evitar el contacto con sustancias irritantes.
Utilizar guantes para realizar las tareas domesticas.
Cuida la higiene de los pies: lava y seca los pies adecuadamente. Después hidrátalos con las cremas adecuadas.
Utiliza calzado con suela de cuero: los materiales naturales permiten una mejor transpiración. En caso de que haya mucha sudoración, es aconsejable el cambio de calcetines al menos dos veces al día.
Aprende a relajarte: puesto que el estrés es uno de los factores que desencadenan y que empeoran los brotes, intenta a gestionar de manera adecuada las situaciones emocionales intensas.
Para contorlar el estrés, la ansiedad y los nervios, te puede ayudar la practica de técnicas de relajación y respiración. Además, para conseguirlo, puedes practicar yoga, taichí o meditación.

Fuente: Mejor con Salud / EB

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