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Refugiados en casa, un gesto de humanidad para los más desesperados

Con espíritu de supervivencia y dejando atrás las bombas o la persecución, refugiados de Siria, Eritrea o Afganistán han encontrado en el Reino Unido gestos de humanidad de británicos desinteresados que, a través de la entidad Refugiados en Casa, les abren las puertas sin juzgarles ni cobrarles.

Desde hace tres años, la británica Sara Nathan trabaja para esta organización benéfica cuyo principal cometido es brindar techo a estas personas que no tienen nada, ni amigos, ni dinero, ni un lugar donde vivir y, en muchos casos, tampoco hablan inglés.

En su casa del oeste de Londres, donde recibe a Efe, Nathan tiene desde hace pocos días a dos de ellos, el sirio Mo Rahimeh y el eritreo Selam Mergistu, a quienes ha acogido después de que obtuvieran el derecho a permanecer en el Reino Unido pero sin fondos como para subsistir en una ciudad como Londres.

Sin oficinas y establecida gracias a donaciones, Refugiados en Casa es una red de voluntarios que se comunican por internet y están repartidos por distintas localidades británicas con la misión de dar alojamiento gratuito a refugiados o solicitantes de asilo.

El objetivo es "abrir casas, habitaciones e invitar a la gente a quedarse", contó Nathan, mientras explicaba con pasión y ante la mirada atenta de Mo y Selam el trabajo de esta entidad británica cuyo éxito ha ido en aumento desde su formación.

La organización ha tenido bastante éxito y cobijamos a unas 160 personas todas las noches, "hemos aportado 157.000 noches de alojamiento en estos tres años", afirmó.

"Yo disfruto de tener gente en casa, mejora mucho mi vida", admitió esta británica de 62 años, que portaba un escudo con el logotipo de Refugiados en Casa, registrada como entidad benéfica.

"Tenemos voluntarios en Cardiff, Bristol, Manchester o Escocia, estamos bastante extendidos así que si alguien necesita un lugar donde quedarse, porque otras opciones son malas, entonces siempre encontramos a alguien", contó Nathan.

Según explicó, los refugiados son sometidos a una evaluación de expertos voluntarios como medida de seguridad y no se acoge a personas con adicción a drogas o graves problemas mentales.

Por su parte, quienes ofrecen una habitación reciben la visita de miembros de Refugiados en Casa a fin de conocer a las personas que residen en la vivienda y asegurar que los acogidos, en muchos casos muy vulnerables, no son víctimas de abusos o de explotación.

"Cuando ellos ahorran lo suficiente para la fianza, entonces pueden mudarse y alquilar un alojamiento o una casa para compartir, lleva un tiempo y no queremos que duerman en un parque o en un cementerio", subrayó Nathan, que ha resaltado el lado cálido de este plan porque de estas uniones -refugiado/anfitrión- surgen amistades que, en muchos casos, perduran con el paso del tiempo.

Mo, de 26 años, lleva dos años viviendo en el Reino Unido, adonde llegó sin hablar inglés y después de una travesía que empezó en Turquía para dejar atrás el cruento conflicto civil sirio.

"Ahora tengo muchos amigos británicos y sirios", contó Mo, que trabaja actualmente en un café con un amigo y también en el zoológico de Londres donde vende helados.

EFE / MV

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