El pasado 6 de marzo, 17 mil pastores evangélicos se congregaron en Carabobo para ratificar su apoyo a Nicolás Maduro, en lo que podría considerarse el evento de lanzamiento oficial de su candidatura. Este respaldo es crucial para Maduro, quien ha perdido gran parte de su base social y busca emular el éxito de líderes evangélicos en Brasil, como Lula Da Silva y Jair Bolsonaro, quienes disputaron los votos de 70 millones de evangélicos.
Días antes, Diosdado Cabello había anunciado que las bases del Partido Socialista Unido (PSUV) escogerían al nuevo candidato presidencial, pero en realidad, la designación de Maduro ya estaba asegurada y se eligió este escenario avalado por pastores evangélicos.
A pesar del poco respaldo electoral que registra Maduro, el PSUV asegura que la participación fue de 4 millones 200 mil militantes. La designación se produjo a falta de líderes alternativos que conecten con la población y puedan competir con María Corina Machado y su caudal de apoyo.
Maduro ha estado en campaña desde hace varias semanas y el acto con los evangélicos funcionó como su lanzamiento oficial. Durante el evento, Maduro recibió el apoyo de importantes congregaciones evangélicas y afirmó que deja su destino en manos de Dios.
Además de buscar apoyo religioso, Maduro ha lanzado la Gran Misión Igualdad y Justicia Social, en la que ofrece ayuda a los venezolanos en situación de pobreza. También ha anunciado la creación de una estructura de 40 mil brigadas para respaldar su proyecto político.
El evento fue organizado por "Nicolasito" Maduro Guerra, vicepresidente de Asuntos Religiosos del PSUV, quien ha trabajado para consolidar el apoyo político de los grupos evangélicos. Varios pastores elevaron oraciones y bendijeron a Maduro durante el evento.
El chavismo ha seguido el ejemplo de políticos brasileños y ha concentrado grandes recursos para fortalecer el apoyo de los grupos evangélicos, que tienen presencia en todo el país y trabajan directamente en las comunidades más pobres. La última encuesta muestra un fuerte apoyo a María Corina Machado y una evaluación negativa de la gestión de Maduro, por lo que el gobierno busca asegurar su permanencia en el poder mediante el control de las instituciones y la promoción de la abstención en el electorado adverso.
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