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Diálisis y quimioterapias estancadas en caos eléctrico

Aglomerados en las salas de espera. Tratando de ‘pezcar’ un cupo donde sea. Cientos de pacientes renales permanecen paralizados por la amenaza de no recibir el tratamiento que los mantiene con vida, pues algunos centros de diálisis marabinos quedan en ‘black out’ con cada interrupción de electricidad.

Diálisis y quimioterapias estancadas en caos eléctrico

“Soy del tercer turno (1:00 pm), pero últimamente me ha tocado llegar, incluso, a las 3:00 de la madrugada para que me puedan atender. El miércoles no hubo luz y nadie pudo dializarse porque nunca llegó la planta que la Alcaldía (de Maracaibo) nos presta desde el mes pasado; no la envían desde el jueves 4 de abril. Hoy (ayer) vinimos todos”, lamenta María Centeno, de 59 años, a quien le fallan los riñones desde hace 5. Es una de las afectadas del Centro de Diálisis de Occidente (CDO).

A escasos metros, Juan Vásquez, de 46 años, muestra sus piernas edematizadas, el abdomen crecido, la piel lesionada, que se suman a la fatiga y la dificultad respiratoria que le roba el sueño. “Las toxinas nos están matando. Yo viajo desde Paraguaipoa; muchas veces pierdo el tiempo y los 40 mil bolívares de pasajes. No es posible que tengamos que cerrar calles para que nos asistan. Esto es de vida o muerte”, sentenció.

Lo cierto es que desde marzo, cuando recrudeció la crisis de energía en la entidad, las sesiones de hemodiálisis –que deberían extenderse por unas cuatro horas– se redujeron a menos de la mitad del tiempo: una hora y media o dos, cuando mucho, para que haya oportunidad para los 138 enfermos que se disgregan en tres turnos.

En menos de una semana, “tres personas fallecieron por complicaciones de la enfermedad y deficiencias en las diálisis”, denuncia una enfermera de la institución que cuenta con 20 máquinas operativas y 15 dañadas.

El escenario resulta tan agobiante en el Centro Nefrológico del Zulia, ubicado en el sector Tierra Negra. A oscuras, el personal médico informó este jueves que no habría sesiones, tras dos días en penumbras y sin la opción de un generador eléctrico.

Una especialista explica a este diario: “Estamos trabajando en función de las horas que nos dan electricidad, que son impredecibles: pueden ser 12, más, menos. Se ha ido con las personas conectadas y hay equipos que no tienen las baterías de emergencia funcionantes (...) La gente se descompensa”.

Por ahora, el Hospital Adolfo Pons ha servido de ‘salvavidas’ porque, dependiendo de la disponibilidad, ofrece entre cinco y seis cupos diarios, valiosos, pero insuficientes para una plantilla de 41 necesitados.

La secretaria de Salud del Zulia, Omaira Prieto, asegura que el Hospital Universitario de Maracaibo también apoya a pacientes externos, aunque “las instituciones privadas deberían contar con plantas eléctricas”.

Por esa carencia sufren en la Unidad Integral de Diálisis Maracaibo. Por ejemplo, Edelmira Aponte, de 60 años, cuenta con angustia los 10 días que tiene sin tratamiento: “Este problema es grave. En la Policlínica San Francisco me pidieron 50 dólares y debo llevar los insumos. Ya no sé qué hacer”.

Durante el cuarto apagón general que se registró en la región (entre el 9 y 10 de abril), los 84 pacientes de este centro no recibieron el procedimiento que suple la función renal. La médico internista Anaís Atencio advierte que “la acumulación de toxinas y el líquido pueden traer consecuencias fatales como un infarto o paro respiratorio”.

Entretanto, los pacientes oncológicos se añaden al listado de los más perjudicados en el sector salud. Desde la Policlínica Maracaibo, Ana Casanova, de 64 años, cuenta que se llena de angustia cuando, en plena quimioterapia contra su cáncer de mama, la sorprenden los apagones:

“Es una zozobra. Gracias a Dios, hay planta y por eso no he perdido ni un solo día. Pero la luz va y viene. Sin contar todo lo que padezco en la casa”.

Una enfermera, que prefirió mantenerse en el anonimato, resalta que se mantienen operativos, aunque “es difícil administrar un proceso de alto riesgo sin aire acondicionado o luz (...) Además, algunos han faltado a sus tratamientos por escasez de gasolina o transporte para trasladarse”.

María Márquez, de 76 años, diagnosticada recientemente con lesiones en el útero, apunta desde la Fundación Oncológica del Zulia Dr. Humberto Fernández Morán, situada en el Hospital General del Sur: “El 27 de marzo tenía programada mi primera ‘quimio’, pero no la he podido comenzar porque me la suspenden. Vine para saber para cuándo me atenderán”.

Ante esto, Omaira Prieto dijo a PANORAMA que tanto esa sede como el Oncológico Génesis Petit (San Francisco) tienen habilitados generadores eléctricos que garantizan las quimioterapias y radioterapias.

Fuente: Panorama / EB

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