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Trabajar en CVG y sus empresas: Otro sueño del emporio industrial destruido por el socialismo



Profesionales y obreros de diferentes partes de Venezuela llegaron a Ciudad Guayana con el objetivo de trabajar en la CVG o sus filiales. Fue la promesa de desarrollo y riqueza de la que hoy solo quedan recuerdos de esa época dorada.

Ciudad Guayana y sus empresas básicas fueron el “sueño americano” pero en Venezuela. Profesionales y no profesionales aspiraban trabajar en la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) o cualquiera de sus empresas filiales. Eran una garantía de futuro, de desarrollo y sostenibilidad económica.

De todas las puertas que tocó, fue en la CVG donde lo recibieron y empezó a trabajar en el área de desarrollo industrial.

La CVG era un ente de desarrollo industrial. Allí veías promoción industrial a nivel regional e internacional. Tenían una Guía del Inversionista, eso desapareció. Allí había cosas de permisología por si alguien de otro país venía y quería instalar una empresa. Decía cuáles eran los permisos, terrenos disponibles, costos de electricidad, de agua, de gasolina, de gas, todas las condiciones que necesitaba un inversionista para montar su empresa acá”, recordó Pineda.

Actualmente, la CVG menciona en su página web que trabaja en tres sectores: aluminio, hierro y servicio, pero antes incluía el tema eléctrico, con Edelca; minería metálica y no metálica, con el emporio de Minerven; y la parte forestal con Proforca y Maderas del Orinoco.

A cada rato llegaban inversionistas brasileros, iraníes, gringos, canadienses, alemanes, italianos, todos. Muchos de los proyectos de las empresas básicas nacieron allí, en la parte de Promoción Industrial. Ferrominera no porque ya existía. También se llevaba el desarrollo de la ciudad, era otro de su rol fuerte, porque las alcaldías y gobernación no daban la talla para el tipo de desarrollo que se estaba haciendo en ese momento”, agregó.

Los beneficios del ayer


A Ciudad Guayana llegaban, incluso, no profesionales. Sidor contrataba obreros y el sueldo era bastante atractivo. Al cabo de dos años podían tener una casa, y en cinco años estar estables económicamente. Ciudad Guayana era un sueño americano en Venezuela.

Pineda recuerda que al ingresar a trabajar a cualquier empresa de la CVG, lo primero con lo que se conseguía era la existencia de un contrato colectivo.

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