La propuesta de la muy cuestionable AN de reformar la Ley de Ejercicio del Periodista en Venezuela, sin consultar, invitar, ni considerar al Colegio Nacional de Periodistas, se ha convertido en un paso más de quienes gobiernan, para atacar las bases fundamentales de la democracia y con ello abre una tribuna para que operadores políticos y propagandistas de oficio impulsen iniciativas con discursos de falsa inclusión, como fue el caso en las recientes declaraciones del Secretario de Comunicación de la Gobernación del estado Bolívar Horacio Alarcón.
Reformar la ley del Ejercicio del Periodismo porque posee 50 años de vigencia, esgrimiendo que los periodistas no se sienten representados, es una burla a tan digna profesión, un desconocimiento supino de la Ley y de los profesionales que la ejercemos dignamente. La AN debería reglamentar a los difusores alternativos y allí seguro tendrá más recompensas. El CNP Guayana, en concordancia con el CNP nacional, rechazan la discusión de este instrumento sin la participación del gremio, pues tratan de crear un instrumento a la medida del gobierno, acusado continuamente por la violación de los derechos humanos y ser el causante del desastre económico y social que vivimos actualmente con un éxodo de más de seis (6) millones de venezolanos; que busca ser más una camisa de fuerza que atenta contra la democracia y la libertad de todos más que una alternativa inclusiva.
Con escasa información Alarcón dice que la Ley tiene 50 años sin renovaciones, obviando la realizada en 1994 y la del año 2004, pero además hablando de incluir en este instrumento, definido para normar el ejercicio de los profesionales de la comunicación que son egresados de las universidades del país y colegiados en el CNP, a los llamados “difusores populares,” y que son mal llamados comunicadores alternativos como si se hubieran formado para ejercer el rol de periodistas y que vienen cumpliendo aprovechando la existencia de redes sociales con una intención eminentemente “propagandista y proselitista.”
Esperar que personas que no tienen estudios formales de periodismo lo hagan mejor que los licenciados en Comunicación Social, quienes sí estamos preparados para enfrentar y defender a la opinión pública y a la libertad de expresión, simplemente es una burla y una vil canallada. Y si el trasfondo es político, simplemente, es peor aún, pues retrotrae a la profesión de periodista a épocas de dictaduras y luchas sociales fratricidas y eso también lo ven los venezolanos de a pie, a quienes mañana van a solicitarles su voto para mantenerse en el poder por el poder mismo, y no para resolver los grandes e ingentes problemas que padecemos día tras día.
Como ente gremial que agrupa a más de 500 periodistas colegiados en la seccional de Ciudad Guayana, con responsabilidad de garantizar la libertad de expresión de los venezolanos y los derechos humanos de todos, además de la integridad de la profesión de Comunicación Social, nos obliga a no guardar silencio ni hacer mutis, sino, emitir una firme respuesta de rechazo ante las aseveraciones de quien ocupa el cargo de jefe de comunicaciones de la Gobernación del estado Bolívar, no siendo ni periodista ni con estudios en esta carrera, sino un operador político, propagandista y sociólogo de profesión, quien posee hurtado el arte de comunicar. Y, realmente, si no hay respeto por el estado de derecho y se viola flagrante los derechos Humanos, no podemos esperar que exista respeto por los verdaderos derechos de los profesionales de los medios de comunicación, pues, la suspicacia crece cada día.
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| Parte del equipo gremial y periodístico del CNP Guayana (Foto Sam) |
El desconocimiento que ellos posee de todo el peso que representa el Colegio Nacional de Periodistas, su junta directiva dirigida por nuestro presidente Tinedo Guía y todos los secretarios generales en cada una de las 26 seccionales, va a ser un marasmo que tratará de imponer este régimen, por el simple hecho, que necesitan “pan y circo” para desviar la atención y no permitirnos cumplir con nuestra noble profesión de ser veedores del gobierno decente. En ese mismo sentido consideramos carentes de valor las palabras de Alarcón al hablar de que “… el periodismo de hoy va más allá de un gremio sectario, con ínfulas de dueños de la verdad, la noticia y la comunicación social”. El sectarismo según la definición de la RAE es: La cualidad o actitud propia de la persona que defiende y sigue con fanatismo e intransigencia una idea o una doctrina, sin admitir ninguna crítica sobre la misma.
Los periodistas cubrimos todas las fuentes, servimos de transmisores a todas las corrientes políticas por igual, incluida en la que él milita, por tanto somos opositores necesarios en los procesos políticos. Lo que no podemos hacer es negar la realidad, la de un país en crisis económica y humanitaria compleja por más de 22 años de mal ejercicio del poder, y la más notable corrupción del continente. Cosa que se pretende negar aduciendo una “guerra económica” y negando los múltiples juicios que se desarrollan contra los personeros del gobierno en la Corte Penal Internacional por violación de derechos Humanos, entre muchos otros. Cuando habla de sectarismo se refiere a no acoger a esos difusores alternativos (que por cierto incluyen la muy partidizada guerrilla comunicacional) en las actividades propias de los Comunicadores, lo que se convierte subrepticiamente en apología del delito, pues niega la Ley de colegiaciones en el país establecida en nuestra constitución.
Finalmente hablar de descontento en el gremio por los que supuestamente no se quieren colegiar por no sentirse identificados ni representados por el gremio, es una falacia y una vil mentira, para lo cual debemos responder humildemente, que más del 65 % de los venezolanos no se sienten representados, ni identificados con el gobierno nacional y no por eso se le ha depuesto a pesar de su continua y desastrosa actuación.
El CNP ratifica que la comunicación social es un espacio para personas preparadas y con responsabilidad para informar a la colectividad. Sostenemos y defendemos la libertad de todos a expresarse como quieran, con las responsabilidades individuales que eso conlleva. Pero, negamos que cualquiera que haga tiktok o suba un reel a Instagram o un trino en twitter se convierta persé en comunicador social y menos que su actuación posea la capacidad que sí tiene un periodista graduado.
(CNP Ciudad Guayana)
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