La niña se llama Victoria de Dios. Nació en la ciudad de Petrolina, en el interior del estado de Pernambuco, hija de Cícero Graciliano de Dios, de 51 años, que dejó la reparación de ollas para acompañar a su hija.
La niña es conocida como "minipastora", por los principios bíblicos que predica y defiende. A su corta edad entiende que Dios estableció el matrimonio entre un hombre y una mujer, por eso también predica a la comunidad LGBT.
"Amo los gays, pero, de hecho, es un pecado. Cada uno escoge lo que quiere ser. "Tengo muchos amigos LGBTs y no quiero lastimar a ninguno de ellos", dijo Victoria.
"¿Qué estamos haciendo en medio de los LGBT? Ciertamente algunos nunca leyeron la Palabra, no conocen la verdad. Entonces tenemos que estar siempre en medio de ellos llevando la luz de la verdad", dijo el padre de la niña.
La principal avenida de la ciudad se convirtió en el gran escenario de la "pequeña predicadora". Es allí que ella ora por las personas, las unge con aceite, canta y predica su mensaje. "Gente no estoy aquí para cobrar dinero. "Sea bendecido con mi alabanza", refuerza.
En las presentaciones, que duran al menos tres horas, Vitória logra recibir en promedio R $ 150 en donaciones. Con el dinero, la niña logra reforzar el sustento de la casa, donde Cícero y los cinco hijos dividen una quitera en la periferia de Suzano.
Vitoria cursa el 5º año de la enseñanza fundamental y tiene sueños para el futuro. "Estudio mucho porque quiero ser jueza, además de cantante. "Me pareció hermoso una juez jurando su decisión poniendo la mano sobre la Biblia", afirma.
Su padre no mide esfuerzos para ver a los hijos en la escuela. "No quiero a mi hija agonizante en la fe. "Ella sólo canta los fines de semana y necesita estudiar", destaca Cícero. Mientras tanto, Victoria dice que va a seguir cantando en las calles, el lugar donde "una misionera debe estar".
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