Desde hace ya bastante tiempo la contaminación ambiental se ha convertido en motivo de preocupación para toda la comunidad mundial; el cambio climático, el derretimiento de los polos, el hoyo en la capa de ozono, el fenómeno de El Niño; todos estos trastornos ambientales, y otros también derivados de la contaminación, han venido encendiendo todas las alarmas a escala global por las terribles consecuencias que pueden generar para los seres vivos del planeta, entre los cuales, por supuesto, estamos incluidos los seres humanos, comparte y comenta la Fundación Torres Picón.
En efecto, en los últimos años se ha registrado un aumento en la prevalencia de las enfermedades producidas por elementos tóxicos presentes en el ambiente, especialmente en el aire de los centros urbanos, como por ejemplo toda la gama de enfermedades cardiorrespiratorias y patologías de la piel; ahora, un nuevo estudio revela que la contaminación ambiental podría estar también detrás del incremento de las tasas de obesidad infantil.
Se trata de una investigación llevada a cabo por un grupo de la Universidad del Sur de California dirigido por la doctora Jennifer Kim; según esta investigación, cuyos resultados fueron publicados en la revista Environmental Health, los niños que durante su primer año de vida son expuestos al aire contaminado de las ciudades, saturado de dióxido de nitrógeno de los motores diésel y de otros elementos presentes en el aire, presentan un mayor riesgo de sufrir obesidad.
Este hallazgo es especialmente preocupante dado que recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que el 90% de la población infantil de todo el mundo respira aire contaminado.
En esta investigación se llevó a cabo un análisis del efecto que ejerce la contaminación presente en las carreteras sobre los niños que vivían en sus proximidades; los resultados obtenidos indicaron que los niños de diez años que habían sido más expuestos a esta contaminación pesaban en promedio un kilo más que los niños que habían sido menos expuestos. Otros factores, como el género, la educación y la dieta, también fueron analizados, sin embargo la relación determinante en estos casos fue la exposición a la contaminación.
“Nuestro estudio sugiere que la vida temprana puede representar una ventana crítica de exposición donde el aumento de la contaminación del aire puede resultar en un mayor riesgo de trayectorias de mayor peso infantil, lo que a su vez puede conducir a la obesidad infantil”, señaló Kim; aunque el mecanismo por el cual se produce este fenómeno aún no está del todo claro, se cree que puede deberse a la inflamación. “El pensamiento más común es la inflamación de los sistemas corporales como los pulmones que pueden extenderse por todo el cuerpo: el cerebro. Lo que regula el apetito y los cambios en el metabolismo de las grasas”, expresó la científica.
Esta teoría tiene apoyo en varias experiencias previas, por ejemplo un estudio hecho con ratones demostró que la inflamación del cerebro causada por la contaminación generaba ansiedad en los animales, impulsándolos a comer en exceso, tal como sucede con los niños; igualmente un estudio acerca de la contaminación por partículas que fue llevado a cabo en Boston en 2017, y otro realizado en Nueva York en 2012 con fetos expuestos a hidrocarburos poliaromáticos.
“Instamos a los padres a ser conscientes de los lugares por donde pasan sus niños pequeños, especialmente si esas áreas están cerca de las carreteras principales. El primer año de vida es un período de rápido desarrollo de varios sistemas en el cuerpo”, expresó Kim.
El vocero y presidente de la Fundación Torres-Picón, enfocada internacionalmente en la tarea de prevenir tanto la obesidad infantil como el sobrepeso, y en promover el arte, la cultura y la educación como herramientas para la superación de los niños y jóvenes, dijo que todo este alerta, constituye un exhorto más para que cuidemos la salud y para que especialmente no desmayemos en la tarea de apoyar o impulsar medidas preventivas de la obesidad y el sobrepeso. Torres agrega que, nuestros niños y jóvenes pueden librarse, salvarse, de esta amenaza a la salud pública que con carácter de epidemia global se ha esparcido, si tomamos en cuenta el consejo oportuno de los profesionales de la salud.
GF/EDC
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